Capítulo 36

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La visita sorpresa.

Kalissa Morton.

La puerta se abre abruptamente y por un momento pienso que con el sonoro ruido, la misma va a salirse de alguna manera, sin embargo y aunque hubiese preferido eso, no lo hace.

Las mismas dos personas que han (por dos dias ahora) venido a refregarme en la cara el hecho de que no soy libre y que ya no tengo derechos, se quedan a los lados exteriores de la puerta mientras un hombre que reconozco perfectamente se acerca a mí.

¿Cómo pudo? ¿Cómo puede verme aquí de tal manera y no inmutarse en lo más mínimo? Mi ropa se encuentra sucia y rotosa ante los varios intentos de escapar, en los que solo he conseguido que mis muñecas quedasen marcadas aún más de lo normal ante la fuerza y presión con las que las cadenas se aprietan en mi cuerpo.

Tampoco me alimento hace dos dias, ni siquiera con algún tipo de líquido. Mi panza ruge con fuerza, sin embargo no digo nada. No es como si me fuesen a dar algo que comer, y si ese fuese el caso no es como si yo lo fuese a ingerir.

-¿Cómo lo has pasado, Kalissa?- pregunta sonriente como si le hiciera algún tipo de gracia mi situacion.

-Déjame ir.

-Tu mandato no tiene ningún poder aquí- él hombre que nunca pensé que haría esto señala el lugar- aquí no eres nadie.

-¿Por qué haces esto?

-Es curioso que lo preguntes, ¿Sabes? Tu misma siempre lo has dicho repetidas y repetidas veces...- hace una pausa en la cual se acerca a mí y se sienta a mi lado en la cama antes de hablarme en un susurro- ...lealtad a la familia, es la primera regla.

-No- remarco la palabra- Yo soy tu familia.

-¿Eso crees?

-Alexander...

-No.

-¡Soy tu hermana, escapemos, los dos juntos y olvidemos esto!- le pido en un intento de que razone, lo cual parece muy alejado.

-¿Me ruegas?- las esquinas de sus labios se elevan- Lo único que eres es una molestia, tanto como para mi padre como para mí.

-¿Pero de qué mierda hablas? ¡Tú eres un Morton!

-¡Soy un Lennoix! ¡Yo soy Alexander Lennoix!

-Esto es una ridiculez, te lavaron el cerebro, tú eres mi hermano, mi hermanit...

-Primero de noviembre.

La fecha de muerte de mis padres me deja completamente helada en el lugar y sin más palabras que soltar.

-¿Por qué crees que no estuve ese día?-continúa - ¿No te pareció extraño que yo, el niño sin amigos haya conseguido uno y me haya quedado en su casa la noche exacta que los mataron?

Alexander, quien creía mi hermano hace una pausa antes de continuar hablando esta vez con un tono de orgullo innegable.

-¿No te pareció extraño que aunque todos en el clan salieron con heridas graves la noche del club, yo, quien me quedé a solas con dos asesinos solamente salí con rasguños? ¿No te pareció extraño en ningún momento aquello, Kalissa?

Mi cabeza hace click y en ese momento, la rabia es más grande que cualquier otro sentimiento anterior que haya podido tener hasta ahora.

-¡¿Por qué lo hiciste?!- espeto tratando de zafarme desesperadamente de las cadenas sin importarme el daño que me puedan hacer las mismas o él.

-Tú no sabes quiénes eran tus padres en verdad, has vivido en una mentira, encerrada entre engaños.

-Y una mierda, ¡Mataste a mis padres!

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