Capítulo 22

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El Club.

Parte 2

Kalissa Morton.

¿Que si me gusta provocar a Marcus...? Si, sin dudas me encanta.

El problema es que también me afecto a mi misma haciéndolo.

Nos gusta incitarmos, eso es claro, el hecho es que necesitamos todo nuestro autocontrol posible para no dejarnos llevar por todo lo que pasa en nuestras mentes al ver nuestras reacciones y las ganas grabadas en nuestros ojos y para ser sincera eso es algo muy difícil, es como tratar de repeler dos imanes.

Me alejo de Marcus Graham con toda la cordura que puedo juntar. Una misión no es el lugar perfecto para hacerlo, pero si para ganar y no es como si me fuera a follar aquí mismo.

Camino hacia la próxima mesa en la que no se encuentra ninguna de las chicas. Mis caderas se mueven de un lado a otro, la lencería que llevo puesta resalta cada una de mis curvas y atributos. Un corpiño que solamente llega a la mitad de mis pechos, pero que es lo suficientemente alto para cubrir mis botones con tela de encaje negro, y entre ellos pequeñas rosas bordoes. En cuanto a mi parte inferior es una ropa interior bastante diminuta, tapando solamente lo necesario, sin embargo tiras de tela salen de ambos lados que caen hasta mis rodillas, justo en el lugar donde mis botas comienzan a aparecer.

Muevo mi cuerpo de la forma más sensual que puedo mientras camino atrayendo la vista de la mayoría de los clientes en el lugar al igual que comentarios vulgares, y entre otras acciones de hombres fuera de la zona VIP que prefiero no nombrar.

Paso la mirada por los tres hombres frente a mí en un intento de elegir con quien me juntaré en las siguientes horas antes de mi próxima presentación.

Se trata de un baile en piso, es el más sensual y provocativo de la noche, la mayoría de los presentes aquí lo espera con ansias.

Los tres están presentados en trajes con corbata, uno de corbata azul, otro de corbata roja y otra de corbata violeta, los tres con su cabello peinado hacia atrás y sus miradas altivas, despreciables y rudas hacia mí. Sin embargo, el deseo en sus cuerpos se encuentra presente y es notable.

Me acerco hacia el de corbata violeta, el cual se encuentra primero a mí y el cual parece ser una buena opción en este momento dado que es el que parece más débil físicamente y no trato de decir que no sabría como darme un buen puñetazo, sino que hablo en el modo de que se ve como esos tipos que dejan que la polla los controle antes que la razón.

-Caballeros- los saludo con una sonrisa seductora mientras paso mi mirada por cada uno de ellos.

-Señorita- uno de ellos, el de corbata roja me saluda con un asentimiento sin embargo sigo manteniendo mi atención en el de corbata violeta, siendo este el siguiente que me habla.

-¿Cuál es tu nombre?- pregunta en un tono grave, quizá más de lo que esperaba.

-¿No recuerdas la regla?- le pregunto colocando mis brazos sobre sus hombros acercándome.

Él no responde y yo aprovecho para utilizar la misma regla que tienen los hombres en este lugar como mujer para imponer igualdad, aún sea una mentira.

-Las que trabajamos aquí tenemos prohibido decir nuestros nombres.

-Eso no era así- su vista se clava en mis pechos hasta que vuelvo a responder.

-Era. Las reglas cambiaron.

-Que extraño.

-Que extraño, ¿Verdad?- imito su respuesta acercando mi cuerpo más al suyo.

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