ᴄᴇɴᴛʀᴀʟ ᴘᴀʀᴋ

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꧁ Omnisciente ꧂




Veintidós años atrás...


—Hola...— el rumano entró sigilosamente a la habitación, encontrándose con la bella imagen de su hermosa Camila, con su aspecto algo cansado, y una hermosa y tierna bebé en sus brazos.

—Hola...— Camila sonrió dulcemente al verlo entrar.

Sebastián cerró la puerta detrás de si cuidadosamente y se acercó a ambas, sentándose a un lado de la camilla y dejando la maleta con la ropa de Camila y ahora su hija en el suelo.

—¿Como estas? ¿Como te sientes?— susurró quitando unos cuantos cabellos que obstruían su rostro y los escondió detrás de su oreja.

—Me siento como si un camión me hubiera atropellado, incluso luzco como si.— Camila respondió igualmente susurrando, causando que Stan soltara una risita.

—Te ves hermosa.— confesó sin dejar de mirarla. Era cierto, jamás había visto una imagen tan apacible cómo esta. Camila, la mujer que ama con todas sus fuerzas, cargando un producto de su amor entre sus brazos. Una pequeña bebé de ojos mieles y tierna sonrisa.

Camila sonrió con sus mejillas enrojecidas y volvió a centrar toda su atención en la bebé entre sus brazos.

—Cuando la enfermera la trajo, estaba llorando.— Camila confesó entre risas. —Muy fuerte. Pero cuando la cargue... dejó de hacerlo inmediatamente y me miró como si fuera lo más maravilloso del mundo...—

—Es porque lo eres.— el rumano afirmó totalmente seguro de si. —A nuestra bebé no le pudo haber tocado una mejor madre que tú.—

Camila sonrió, aunque un destello de preocupación se podía notar en sus ojos mieles.

—Seb, ¿Crees que podremos con esto?—

Sebastián se levantó y se sentó a su lado en la camilla, con cuidado de no lastimarla y no despertar a la bebé. Rodeó su brazo en sus hombros para acercarla a él.

—Se que no era lo que planeábamos, pero sabes que quiero hacer esto y más contigo.— susurró acariciando sus cabellos. —Te amo con todo mi ser y estoy seguro que quiero pasar el resto de mis días acompañado de ti, y de esta hermosa bebé que estás cargando...—

Camila suspiró con tranquilidad. Algo en la voz del rumano la hacía sentir segura a pesar de todas las circunstancias. Elevó su rostro y besó su mejilla dulcemente, sacándole una fugaz sonrisa al castaño.

𝐎𝐡, 𝐋𝐢𝐥𝐢𝐭𝐡...   ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora