ʙɪʀᴛʜᴅᴀʏ ᴘʀᴇꜱᴇɴᴛ

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꧁ Omnisciente ꧂



—Feliz cumpleaños, señor Stan.—

Su voz que le parecía tan atractiva, fue como música para sus oídos. Se quedó sin habla por varios segundos, tratando de asimilar la imagen que tenía frente a él. Lilith seguía mirándolo con esa sonrisa victoriosa, sus labios rojos lucían como si esperaban pacientes para ser besados.

—Estoy...— Sebastián por fin pudo hablar, relamió sus labios tratando de recuperar la cordura. —Estoy muy duro ahora mismo.— confesó, parpadeando un par de veces con lentitud.

Lilith soltó una risita, notando como su comportamiento cambiaba cuando estaba ebrio.

—Eso quiere decir que si te gusto mi regalo...— elevó una ceja, acariciando los cabellos de su nuca con sus dedos.

Sebastian asintió rápidamente mordiendo su labio inferior, nuevamente descendiendo la mirada por su cuerpo para admirar como este lucía con aquel corsé.

—Dios, este cumpleaños es el mejor...— suspiró con su voz ronca, tomando su cintura con sus manos.

—Pero no lo has visto todo, guapo.— Lilith relamió sus labios con lentitud.

Le dedicó una sonrisa seductora y lo empujó levemente. Lo que quedaba de su vestido se encontraba en su cintura, tomó aquella parte y lo quitó poco a poco, deslizándolo por sus muslos hasta quitarlo por completo.

Sebastian casi se atragantó con su propia saliva. Era un conjunto completo, sus bragas del mismo color negro con aquellos detalles de encaje y sus medias que llegaban un poco arriba de la mitad de sus muslos. Su boca se entreabrió, en cualquier momento comenzaría a salivar.

Lilith sonrió con diversión una vez más y con su dedo índice le indicó que se acercara de nuevo. Totalmente hipnotizado por ella, se acercó a ella. Aún con esa sonrisa, la chica tomó su rostro entre sus manos y lo acercó a ella, depositando un suave beso en su mejilla.

—¿Te gusta?— preguntó, sintiendo sus manos pasearse por sus muslos cubiertos por aquellas medias negras.

Sebastian asintió con insistencia, cerrando sus ojos y disfrutando en silencio sus suaves labios que se paseaban por su mejilla. Pero soltó un jadeo de sorpresa al sentir como su mano estrujaba el prominente bulto en su entrepierna.

—Oh, Lilith...—

Lilith sonrió complacida con aquel ronco gemido que se escapó de sus labios, depositó suaves besos a lo largo de su mandíbula, escuchando sus pequeños jadeos mientras masajeaba el area. Escondió su rostro en su cuello, inhalando la loción del rumano, volvió a sonreír complacida cuando sintió como el rumano tomaba su mano con firmeza y le ayudaba a hacer sus caricias en su entrepierna mas concisas y firmes.

𝐎𝐡, 𝐋𝐢𝐥𝐢𝐭𝐡...   ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora