ᴅᴇꜱɪʀᴇ

1K 71 21
                                    

≫──────°❅•❀•❅°──────≪

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

≫──────°❅•❀•❅°──────≪



꧁ Omnisciente ꧂




Las grandes y masculinas manos del rumano tomaron su cintura de manera demandante. Podía sentir la calidez de su toque, este casi quemaba su piel, pero era un ardor delicioso, que fácilmente podría hacerse adicta con tan solo sentirlo una vez.
Soltó un gemido ahogado cuando la atrajo a él, provocando que su débil cuerpo chocara contra su cuerpo fuerte y con presencia.
El de bonitos e intensos ojos azules acercó sus carnosos labios a su oreja, ella podía sentir su cálida respiración contra esa zona.

—¿Te tengo que recordar a quien le perteneces, Lilith?— gruñó contra su oreja, mordió su labio disfrutando plenamente como su nombre salía de sus labios.

Al no recibir respuesta, Stan tomó su cuello con una de sus manos sin ejercer mucha presión y la obligó a mirarlo fijamente.

—Respóndeme.—

La francesa entreabrió los labios, sus piernas flaquearon al sentirse completamente desnuda bajo la mirada intensa del rumano.

—N-No...—

—¿"No'' que?— volvió a gruñir.  Aún tomando su cuello, atrajo su rostro al suyo y rozó sus labios, suspiró al escuchar un leve gemido que se escapó de los labios de la chica.

—No, Sebastian. Soy tuya...— susurró.

Sebastián no quiso esperarse más y atacó sus labios con los suyos. La besaba haciéndole saber que el siempre tendría las riendas de todo, que el siempre sería el único que podría hacerla flaquear con tan solo un roce de sus pieles. Lilith gimió al sentir su lengua explorar su cavidad.

Repentinamente soltó su cuello y tomó su cintura nuevamente para girarla y empujarla contra el mármol de la mesa que se encontraba en su cocina. Lilith se apoyo colocando sus manos sobre el mesón.

—Exacto, Lilith. Eres mía y solo mía. Solo yo logro hacerte sentir como nadie ¿O lo vas negar?— Sebastian susurró cerca de su oreja, sus manos le dieron un apretón a su cintura.

La francesa mordió su labio con fuerza y negó.

—Habla.— Stan ordenó.

—No...—

El rumano sonrió y escondió su nariz entre sus cabellos, no pudo controlar un ronco gemido que se escapó de sus labios al aspirar su dulce aroma.

𝐎𝐡, 𝐋𝐢𝐥𝐢𝐭𝐡...   ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora