ʟɪᴠɪɴɢ ᴅᴇᴀᴅ

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꧁ Omnisciente ꧂




—M-Me habló por teléfono de repente, estaba llorando y casi no le entendía. Ella...— Camila sollozó, recordando la voz de su hija en el teléfono. —Ella me contó todo y y-yo... yo estaba por decirle que se quedara donde estaba para ir por ella pero...— negó.

—¿Pero que? ¿Que pasó?— Sebastián preguntó ansiosamente.

Camila volvió a negar y cerró sus ojos con fuerza para evitar que sus lágrimas salieran pero le fue imposible. Nuevamente se rompía en pedazos de solo recordar lo que sucedió después.

–¡¿Que, Camila?!— Sebastian no pudo controlar su voz, estaba ansioso por saber ya que ni siquiera había salido ningún doctor a dar informes sobre el estado de salud de su única hija.

—Escuché todo.— Camilla sollozó, elevando la mirada y centrando sus ojos mieles en el, le era casi imposible verlo por las lágrimas en estos. —Escuché su grito. El golpe... t-todo. La atropellaron.— no pudo seguir explicando y comenzó a sollozar de nuevo en su pecho.

Sebastian tampoco pudo consolarla. De pronto sus ojos se sentían pesados y podía sentir como su corazón latía con más y más lentitud. Ni siquiera notó cuando Camila se alejó de él, no podía pensar claro.

—¿Esto es lo que querías?— Camila se acercó con lentitud a la francesa quien no había podido acercarse para consolar al rumano ya que decidió que era prudente dejarlos a solas.

Lilith frunció levemente el ceño y negó sin poder formular una palabra.

—No sabes cómo lamento que mi hija te haya conocido...— Camila murmuró entre dientes, su semblante le parecía aterrador. —Ella está aquí por tu culpa...—

—No...— Lilith trató de negar sintiendo como sus ojos se aguaban. —Por favor, yo no quise...—

—¡¿No quiste que, maldita perra?!— Camila rápidamente se acercó a ella y tomó sus brazos con fuerza, Lilith sollozó al sentir sus uñas enterrarse en su piel. —¡¿Como pudiste?! ¡Por tu culpa mi hija está en este puto hospital!—

Las pocas personas que habían a sus alrededores miraban aterrados la escena pero no se inmutaban para ayudar a la pobre Lilith quien sollozaba y no tenía las fuerzas para defenderse.

—¡Camila!— una voz firme y fuerte las interrumpió.

Antoine corrió con rapidez hacia ambas y no dudó en alejar a la castaña de su hija para evitar que la lastimara. Camila volvió a sollozar y cayó de rodillas en el suelo, ya no le importaba si los demás la miraban con lastima.

𝐎𝐡, 𝐋𝐢𝐥𝐢𝐭𝐡...   ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora