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꧁ Omnisciente ꧂
—Luces preciosa.— el rumano suspiró sin dejar de ver las fotos. Lilith elevó su rostro para mirarlo, no supo que quería decirle con aquella expresión en su semblante, pero no se quejaba.
Sus ojos azules brillaban como nunca.
—Eres muy bueno.— Lilith elogió de vuelta, refiriéndose a su habilidad con la cámara. Besó su mejilla inesperadamente, haciéndolo sonreír aún más.
Sus ojos miraban por milésima vez aquellas fotos ahora en su computador, las fotos que tanto disfrutó tomarle en la playa antes de que todo volviera a la "normalidad". No había podido dejar de verlas, se había vuelto adicto a admirar la manera en la que el sol acariciaba su piel mientras ella posaba sin esfuerzo alguno para el.
Estaba tan sumido en sus pensamientos y la presión en su pecho, que no notó cuando alguien entró a su oficina. Chris estaba por saludarlo animadamente pero no lo hizo al ver el semblante recaído de su amigo.
—¿Seb?— llamó su atención.
Sebastian salió de su trance y elevó la mirada, carraspeando con incomodidad.
—¿Que pasa?— preguntó fingiendo estar concentrado en su trabajo.
Chris entrecerró los ojos. Sin responderle se acercó a él, rodeando su escritorio.
—¿Que pasa? ¿Estas enfermo? ¿Gripa, acaso?— preguntó colocando su mano sobre su frente y mejillas.
Sebastian frunció el ceño y alejó su rostro de su toque, sonriéndole con confusión.
—Estoy bien.— hizo un ademán para restarle importancia.
Pero por supuesto que Chris no se creyó nada de eso. Lo miró unos segundos para después hacer lo mismo con la pantalla de su computador. Se dio una idea de lo que puede estar pasándole a su mejor amigo...
—¿Pasó algo con Lilith?— preguntó elevando una ceja, la foto de la chica en la playa podía verse en su pantalla.
El rumano suspiró con pesadez.
—No...— respondió evadiendo la mirada de Evans.
—¿Entonces? ¿Por que miras su foto como si te hubiera roto el corazón? Solo te falta una canción triste de fondo y la lluvia...—
Sebastian rodó los ojos ante las ocurrencias de su mejor amigo.
—Cuéntame. Soy todo oídos.— Chris insistió y volvió a rodear el escritorio para sentarse frente a él y mirarlo con total atención.
Sebastian volvió a suspirar con pesadez, en silencio cerró su computador para evitar seguir viéndola ya que no podría concentrarse.
—Okey, okey. Ya entendí, Jessica es mejor consejera que yo.— Evans rodó los ojos con una sonrisa divertida. —Pero puedes hablar conmigo, Stan.—
