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꧁ Omnisciente ꧂
Aquella súplica fue lo único que necesitaba. En un parpadear de ojos, el ya se encontraba abriendo la puerta de la mansión que poseía, le era un poco difícil ya que Lilith besaba su mejilla y cuello en repetidas ocasiones. Jadeó al lograr abrir la puerta, tomó su cintura y la acercó a él para entrar completamente a la casa y poder cerrar la puerta.
Estampó sus labios contra los suyos, besándola ansiosamente. Sus grandes manos tomaban su cintura, ambos comenzaron a caminar sin dejar de besarse, tratando de no chocar con algún mueble.
—Mierda....— Stan se quejó cuando accidentalmente se golpeó con una mesita a un lado del espacioso sofá. Lilith rió sobre sus labios.
El rumano le restó importancia y tomó su cintura para elevarla, la chica se aferró a su cuerpo abrazando su cadera con sus piernas y su espalda con sus brazos. Caminó un par de pasos hasta que poco a poco la dejó caer en el sofá, el aire comenzaba a faltar pero a ninguno le importaba, seguían besándose como si sus vidas dependieran de ello.
—Nos pueden ver... Gemma o Chris....— Lilith gimió sintiendo sus labios en su cuello.
El rumano gruñó. Abrazó su cintura con uno de sus brazos pasándolo por su espalda y volvió a elevarla. No supo cómo, pero logró caminar con ella entre sus brazos hasta las escaleras. Las subió cuidando no caer ya que no habían roto el beso para nada. Suspiró cuando sintió el último escalón y así pudo caminar fácilmente por el pasillo que los dirigía a su habitación. Abrió la puerta de golpe y la cerró de la misma manera, asegurándose de colocarle el seguro.
Lilith igualmente suspiró con alivio cuando sintió la cómoda cama pegar contra su espalda, el rumano la había recostado en esta sin dejar de besarla necesitadamente. Escabullendo su lengua en su cavidad para profundizar el beso, dirigió sus dedos al borde de su camisa de tirantes y la elevó, Lilith alzó los brazos para facilitarle el trabajo.
Stan se separó deseoso por verla, relamió sus labios admirándola solamente en sostén y sus pantalones cortos. El collar que el mismo le obsequió brilló gracias a la luz de la luna que entraba por el ventanal.
Lilith igualmente se tomó su tiempo para admirarlo, una oleada de calor la atacó al verlo en esa posición, jadeante con sus pupilas dilatadas, su imponente presencia sobre ella.
Se volvió a inclinar esta vez atacando su cuello con su lengua, hizo un camino de besos desde aquella zona, pasando por la piel entre sus pechos. Lilith tragó ruidosamente cuando sintió su boca en su abdomen, trazó su piel con besos hasta que pudo llegar al botón de sus pantalones cortos.
