ᴄᴏᴍꜰᴏʀᴛ

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꧁ Omnisciente ꧂



Después de varios minutos estando abrazándola y susurrándole que todo estaría bien, Lilith nuevamente cayó en un profundo sueño. Cayó dormida con su rostro escondido en su pecho, Sebastián lo supo cuando comenzó a sentir su respiración serena en la piel de su cuello. Sonrió con tristeza, era evidente que Lilith no aguantaría tantas emociones juntas, todavía trataba de recuperar el descanso que no tuvo en tanto tiempo.

Se removió con cuidado de no despertarla y besó su cabeza cariñosamente, aún peinando sus cabellos castaños con sus dedos.

Se acomodó entre las almohadas para mantenerla cómoda mientras seguía abrazándola a él. Tomó cuidadosamente la carta que Lilith aún sostenía y comenzó a leerla. Conforme sus ojos azules se paseaban por las palabras sinceras que una madre tenía para su única hija, varias punzadas atacaron a su pecho, la pena y el sentimiento de culpa se juntaban entre sí, provocando que se sintiera extremadamente culpable por lo que le hizo por casi todo un mes.

Recordó aquello que Lilith confesó.

"Sentí como si esa niña de diecisiete años ignorada por todos y hasta por su familia había vuelto para joderme la vida otra vez."

Su corazón se rompía cada vez que imaginaba a una joven Lilith a punto de empezar su vida, sufriendo por la soledad y el vacío que su propia familia le dejó. La imaginaba tan sola y triste, y quizá suena exagerado, pero como le gustaría regresar el tiempo para poder abrazarla, hacerle saber que el abandono de aquellas personas tan importantes en su vida no fue su culpa, su propio abandono no fue su culpa.

No podía creer como es que una chica como ella pudiera tener tantos problemas dentro de su cabeza. Una chica que irradiaba tanta seguridad al caminar, al mostrarse frente a todos con su inefable belleza y su carisma tan particular. No podía creer que dentro de ella aún habitaba aquella niña que lo perdió todo a tan corta edad, ella no lo merecía. Merecía algo mejor que todo lo que le ha pasado, ella no merecía estar en un hospital, sufriendo por las acciones que el cometió solo por sus pensamientos revueltos entre sí.

Porque el bien sabía que todo su malestar lo causó el, nadie más que el.

Dejó la carta a un lado y la abrazó aún más, tomándose un momento para cerrar sus ojos y tratar de acomodar sus ideas. Lo único que quería era arreglar todo lo que causó.

Abrió los ojos cuando escuchó la puerta abrirse con cuidado, encontrándose con su mejor amigo quien elevó las cejas al ver la escena frente a él.

𝐎𝐡, 𝐋𝐢𝐥𝐢𝐭𝐡...   ꜱᴇʙᴀꜱᴛɪᴀɴ ꜱᴛᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora