𝐈𝐧𝐝𝐞𝐥𝐞𝐛𝐥𝐞- 𝐂𝐞𝐝𝐫𝐢𝐜 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲 [+18]

16. se había ganado a sus padres

—vamos Sophie, tenemos que entrar.

—ay no... Cedric me arrepenti, que vergüenza.— alegó avergonzada a más no poder, su estómago se retorcía.

¿Y si ellos notaban que caminaba raro? Cedric había dejado sus muslos y caderas resentidos, como cuando entrenaba y después no era capaz de subir ni un solo escalón, algo así andaba, literal como una jirafa recién nacida.

—¿Te vas a arrepentir? Pero si hiciste este postre para cenar, vamos linda, mamá ya hizo cena.— beso su cabeza con cariño en un intento de tranquilizarla.

—Cedric esconde eso.

—claro, claro.— escondió la bolsa de la farmacia en su maleta, porque si, había comprado más preservativos por si es que... volvía a ocurrir.

—ay dios... ¿Me veo bien?.— preguntó urgida de no dar una buena impresión a los padres de Cedric.

—luces muy bonita, ya entremos.— tomó la perilla de la puerta y entraron a la casa, de inmediato un delicioso olor llegó a la nariz de ambos haciendo que el apetito se hiciera presente.

—¡¿Mamá?!¡¿Papá?!.— gritó el chico dejando los bolsos en el piso, tomo el postre de ella y lo dejo en una mesa cercana para ayudarla con su abrigo, adentro estaba temperado.

—¡Amos!¡El niño!¡El niño llegó!.— gritó una señora emocionada que salió de la cocina con un lindo delantal de flores azules.— ¡Cedric!.— llegó hasta el para abrazarlo.

—hola mamá.— sonrió abrazandola.

—¡Hijo!.— celebró Amos bajando la escalera, llegó y lo abrazo feliz porque por fin iba a estar en casa unos días.

—papá.— se quejó avergonzado al saber que estaba Sophie ahí mirando, los dos se separaron de su hijo y miraron a la chica la cual parecía... muy avergonzada, se notaba porque estaba ruborizada.

—tu debes ser Sophie, ¿No?.— preguntó la señora.— soy la mamá de este guapo jovencito.— apretó la mejilla de el.

—soy... Sophie Smith.— sonrió nerviosa.— un gusto, hice un postre.— elevo la bandeja.

—¡Ay cariño! No debías.— exclamó feliz tomando la bandeja.— Cedric vamos, llévala a la habitación de invitados.— abrió los ojos.

—claro, altiro.— beso su cabeza.— ¿Te bajo a ayudar en algo luego?.

—¡Oh no!¡Ya está todo listo! Bajen rápido.— chillo emocionada para volver a la cocina.

Amos siguió a su esposa.— bajen rápido, Cedric ayudala con sus maletas.

—¡si, ya voy!.— tomó su bolso y caminaron en la escalera.— sígueme.

Cuando llegaron al piso de arriba el chico tiró su bolso fuera de una puerta, siguió hasta llegar a una habitación que era donde ella se iba a quedar.— está es la habitación de invitados, mamá no suele recibir muchas visitas así que si te habla mucho es porque está muy emocionada, y si te quiere mostrar su biblioteca...— volteó a verla con los ojos abiertos.—... solo dile que está bonita porque o si no se pondrá triste y... No me gusta verla así.

—claro.— vió la habitación que se veía realmente impecable, completamente impecable, sábanas recién cambiadas, clóset despejado y nada de polvo... a diferencia de las habitaciones a las que solia ir para quedarse está tenía espacio y era acogedora, como... como que se notaba que estaba alistada con cariño lo que le daba un sentimiento un poco nostálgico.

—¿Que te parece?.— pregunto al verla inspeccionar todo.— bueno igual si no te gusta te paso mi habitación y puedes dormir ahí-

—esta muy linda, no es necesario que me prestes tu habitación, está está bien, me gusta esta habitación.— el dejó su bolso en la cama y se acercó a ella.