59. incoherencias.

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—Sophie, por favor no. Sophie.— la seguía por los pasillos intentando hablar con ella, agarrando su mano.

—¡Hey! Lejos.— ordenó el guardia del supermercado. Sophie se asustó.— ¿La está molestando, señorita?

—¿Qué?— preguntó tímida mientras Cedric parecía devastado.

—alejese. Déjela tranquila o tendré que llevarlo a la comisaría.

—no, no lo entiende. Es mi novia, o ex... Mi novia.— corrigió.

—¿Es cierto?— miró a Sophie, quién no sabía que responder. Abrió la boca intentando buscar las palabras.

¿O ex? Sabía que le había dado termino, pero ¿Cómo él lo aceptaba así de rápido?

—como sea, creo que es mejor que la deje continuar sus compras tranquila. Alejese.— pidió. Cedric entonces la miró, en busca de ayuda, notando el rojo de sus mejillas y como sus ojos parecían verlo con tristeza.

Sin más, empujó el carro. Supo que tenía que hacer su compra de cuando tendría llanto fuerte, la cual era helado. Sentía que ya caminaba sin aire, y su vista se nublaba en lágrimas. ¿En serio era porque quería facilitarle esto a él? Era una mentirosa de primera, porque en realidad... No aceptaría el escuchar de sus labios el que no la amaba como antes. Fue una medida de protección bruta, para permitirse el amarlo en silencio y realmente quedarse con lo bueno.

Y si terminaba con él... ¿Entonces podría avisarle a aquella bruja malvada? De esa forma quizás podría dejarlo tranquilo. Sería hasta una medida de protección. El amar es dejar ir, es cuidar, es proteger. Y aunque Cedric hubiera cambiado todo su sentir, y ahora fuera Edward... Ella lo amaba en todas sus versiones. Fuera quien fuera iba a cuidarlo.

—buenas. Con efectivo.— pidió Sophie intentando ser amable al comenzar a dejar productos y más productos en caja. No estaba concentrada, al menos no en quien tenía en frente.

—listo. Serían 77.40.— le fue pagado y entrego una boleta además del cambio.— que tenga buen día.

—igual.— respondió. Aunque fuera de noche, pensó caminando con el carro hasta el estacionamiento. Benjamin había sido un muy buen instructor, aunque aún no se dignaba a sacar una licencia por flojera que justificaba con falta de tiempo. Empujó el carro hasta el auto, y abrió la maleta para comenzar a subir todas las bolsas. Seguido cerró la maleta y subió poniendo seguro.

Seco sus mejillas, porque ni siquiera sabía desde que momento estaba llorando. Solo sabía que rompió su propio corazón al tomar aquella decisión. Vaya que le dolía.

—hey, Sophie.— y al sentir que la llamo, solo se apresuro a prender el auto. Cedric intento abrir la puerta del copiloto, pero se encontró con que estaba cerrada y suspiro volviendo a dar golpes en la ventana.— mi amor, por favor hablemos.

—Ced, ya déjame.— ordenó dando marcha atrás. Salió lo más rápido que pudo, y entonces cuando no quería deprimirse más, la lluvia llegó. Claro, no podía ir mejor el día.

Limpio sus lágrimas, manejando por la carretera camino a casa. Solo pudo notar el que tras ella venía el carro de Cedric. Y aunque fingiera que quería ignorarlo, no había nada que la hiciera sentir tan importante como su atención. Aunque, de nada le servía tener su atención si es que su amor se había esfumado. Y de solo recordar los momentos que tuvieron las últimas veces con él, de humano. Fueron los mejores momentos que tuvi. Quizás no los aprecio como debía, y este era su castigo.

Piso el acelerador a fondo, intentando perderlo tras ella. Y en parte se asustó de ir a una velocidad peligrosa por las resbaladizas calles. Pero hasta un accidente parecía mejor que el enfrentarlo y el oir de sus labios cómo al dejar de latir su corazón, pronto noto que no la quería.

𝐈𝐧𝐝𝐞𝐥𝐞𝐛𝐥𝐞- 𝐂𝐞𝐝𝐫𝐢𝐜 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora