𝐈𝐧𝐝𝐞𝐥𝐞𝐛𝐥𝐞- 𝐂𝐞𝐝𝐫𝐢𝐜 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲 [+18]

42. la contraseña.

—¿Y que pasó luego de eso?— pregunto Milena con unos ojos grandes como si le estuviera contando algo impresionante.

—pues... Después de eso...— lamí mis labios.— después de eso me besó una última vez y tomo mi mochila para venir a dejarme.

—¿Y que piensas?

—no lo sé, todo es tan confuso... Muchas cosas se sienten como un deja Vu, se siente como si Edward estuviera conectado con Cedric, y se que es así.

—¿Tú crees?

—¡Estoy segura! Y es que me siento tan tonta de no haberlo visto antes, porque sus ojos son iguales, y aunque ahora son más fríos y oscuros me transmiten la misma confianza y seguridad. Si hubieras conocido a Cedric te hubiera asustado el parecido con Edward y Edward sabe cosas que yo no le he contado y muy específicas, cosas que viví con Cedric y solo él y yo sabíamos.

—¡Ay!— chillo acostándose y moviendo sus pies en el aire.— ¡Es mejor que una película de amor! ¡AAAAAAH!— cerro los ojos.— ¿Que es la frase que te había dicho?

—a la nada, es decir, a todo.

—es curioso... Porque no lo entiendo.— las dos carcajeamos.— pero a ver.— tomo uno de sus cuadernos y un lápiz.— ¿Cuando conociste a Cedric?

—1 de septiembre del año pasado.— ella lo anoto.— umh... Lo vi entrar al colegio, se fue a sentar a mi lado.

—esperame.— frunció el ceño.— ¿De que hablaron?

—de... Que yo era tímida, y luego una chica me molesto, pero no le dije nada parecido.

—piensa Sophie, ¿Cuando más dirías algo como eso? ¿O cuando Cedric te dijo algo asi?

—¡Agh! No recuerdo.— me queje golpeando mi cabeza, como si por arte de magia llegará la situación en la que dijimos eso.

—tranquila.— recuerda todo como si se tratara de una película.

Y eso hice, estuvimos toda la tarde pensando en que conexión había, pero nada. Estuve tan frustrada que ya no sabía que más hacer.

—apuesto a que un bocadillo nos haría sentir mejor.— Milena se levantó y me estiró su mano, la tomé levantandome y bajamos a la cocina.— muero de hambre.

—yo también, me podría comer tres hamburguesas enteras, y no es exageración porque podría más.— asegure abriendo el refri.

—¿Igual vinieron por un bocadillo?— rio Lawrence buscando el pan.

—oh si, es que hemos estado pensando mucho toda la tarde.— sonrió Milena mientras en un plato ponía galletas.

—a la nada es decir a todo...— repetí con mis manos en el refrigerador sin abrirlo. No me podía sacar de la mente esa estúpida frase.

—¿Que? ¿Ahora crees que el refrigerador necesita la contraseña de la sala común?— carcajeo Lawrence. Lo mire hacia el lado confundida, porque no entendía de que hablaba.

—¿Cual... Contraseña?

—¡Vamos, Sophie! Fuiste prefecta todo el año, la contraseña, "a la nada, es decir, a todo" era la contraseña.— fue como si el tiempo se detuviera a la vez que mi corazón comenzó a latir rápido y con mucha fuerza. Lo que más sentía era mi corazón.— umh... ¿Dije algo malo?— miró a Milena.

—no lo sé...— mis ojos parpadearon sin poder creerlo.

¿Como Edward podría saber? ¿Por qué dijo que me conocía? Tenía tantas dudas que necesitaban ser resueltas en este instante.