𝐈𝐧𝐝𝐞𝐥𝐞𝐛𝐥𝐞- 𝐂𝐞𝐝𝐫𝐢𝐜 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲 [+18]

35. ¿Reencarnación?

—¿Y tienes una cuchara para el helado?— pregunto mirándome, pero iba tan nerviosa que solo negué.— ¿Quieres ir a mi casa y te presto una?

—umh... Yo...— miré mis manos y jugué con estas.— está bien.

—¿Tienes una cadena?— pregunto sonriendo. Mire mi cuello y suspire asintiendo.— ¿Y tiene algún dije?

—si...— saque la cadena de mi cuello y se la mostré, de inmediato miró el anillo de compromiso que colgaba de esta.

—¿Estas...?

—ya no, lo estaba.— asegure con una sonrisa nostálgica.— ese tiempo fui la chica más feliz de este planeta, y no es discutible.

—¿Así de feliz?

—demasiado feliz.— suspire tocandolo.— él... Era todo lo que quería.

—¿Lo amabas?

—mucho más que eso. Yo hubiera dado mi propia vida por la de él, literalmente hubiera hecho todo por ese chico.— sonreí recostandome en ese asiento.— ¿Has amado a alguien de ese modo?

—Sophie...

—yo jamás volveré a amar a alguien de esa forma, a nadie que no sea él.— lo mire hacia el lado.— ¿Te puedo decir algo?

—yo... Lo... Claro, lo puedes decir.— respondió tragando en seco.

—tienes un gran parecido a él.— me senté mejor, de alguna forma le tenía confianza. Quizás el que se pareciera tanto a él me hacía tenerla.— la mandíbula, la nariz... Sus facciones.

—¿Pero yo soy más guapo?

—depende de la vista de cada persona... Para mi no.— su sonrisa se esfumó.— para mi la ternura de él, sobre todo sus ojos color miel y sus mejillas rosadas eran lo que lo hacia guapo... También su cabello castaño más claro y su sonrisa.— paramos en una gran casa y miré mis manos con ganas de llorar.

—¿Lo extrañas mucho?— solo pude asentir sintiendo mis mejillas húmedas por las abundantes lágrimas.

—cada día más...

Y de un momento a otro el bajo del auto y llegó hasta mi puerta, y no se cómo, menos en qué momento me tomo del brazo y me bajó del auto. Lo mire hacia arriba y sus brazos me rodearon hundiéndome en su pecho.

El recibir un abrazo tan... No tenía palabras, simplemente no porque a pesar de su postura fría él... Era tan cálido, él estaba cálido y sus manos acariciando mi cabello me hicieron romper en llanto.

—tranquila pequeña Sophie...

Y esa fue la gota que llenó el vaso. Lo abracé y no pude evitar imaginar que era él, solloce con fuerza con un montón de sentimientos mezclados. En ese preciso momento me di cuenta de cuánta falta me hacía sentir la energía de Cedric y de alguna manera Edward lograba transmitirmelas ligeramente.

Y aún así no era él.

Y aún así no me llenaba.

Quería a Cedric.

—tranquila...— se separó y limpio mis lágrimas.— estoy seguro de que en un tiempo más lo recordarás de una forma linda, me refiero a que será agradable su recuerdo y aprenderás a vivir... Con ese dolor.— limpio mis mejillas y sonrió levemente.— ¿Vamos por esa cuchara?

—por favor.— suspire entrando a la casa junto a él.— ¿No hay... Nadie?

—no, tranquila.— lo seguí en completo silencio. Se me hacía una persona extraña, era muy silencioso y a veces te miraba como si supiera exactamente que estabas pensando.— ¿No has pensado en que te puede llegar a gustar alguien más? Quizás podrías salir... Con otras personas.— abrió un mueble y me miró a los ojos.