𝐈𝐧𝐝𝐞𝐥𝐞𝐛𝐥𝐞- 𝐂𝐞𝐝𝐫𝐢𝐜 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲 [+18]

56. sin aire.

Sophie se despertó, pero estaba sola. No se pudo ni mover del dolor en el cuerpo. Se destapó un poco y miro hacia afuera, notando lo hermoso de tener ventanales.

La lluvia caía de forma estrepitosa. Era tanta lluvia, pero aún así pudo divisar a lo lejos una figura de un hombre, de la sola presencia sabía que algo no estaba bien. Se levantó adolorida, pegandose a la ventana para observar mejor. Algo había que no le gustaba, quizás era su presentación sombría con una capa negra que le cubría incluso la cara.

Un jadeo se salió de su boca, junto a una nube de vapor gracias al frío que hacía. Estaba completamente paralizada del miedo, agitada por su aspecto. Fue entonces cuando levantó su cabeza y quitó su capa, revelando su rostro pálido, con una mirada malévola que se burlaba de su sorpresa. Podía notar el odio que emitía, y temio por su novio.

Se armó de valor y bajo corriendo.

—¡Cedric! ¡Cedric! ¡¿Dónde estás?!— gritó corriendo hacia abajo. Buscó alrededor sin verlo. Rápidamente asoció su ausencia a aquel hombre tan extraño.— ¡Ced!

Al voltear hacia la sala lo vio, parado en medio de esta como un ente lleno de repulsión y odio. Aprecio mejor aquella piel tan blanca, que supo que en aquel recipiente hace mucho tiempo no existía un alma. Un escalofrío la hizo suspirar con incertidumbre, porque sabía que podían hacerle daño. Quería correr, pero su cuerpo no respondía. Sus ojos estaban rojos, con la pupila tan roja como la sangre, y el cabello negro. El frío dejo de sentirlo, solo quería huir.

—¿Q-quien es?— el soltó un bufido de risa. Sophie supo que debía correr, y por lo mismo volteo hacia la puerta para irse, pero no alcanzo siquiera a correr. En el momento que dió un paso aquel hombre estuvo frente a ella.

Emitió un sonido cuando las manos del extraño rodearon su cuello, y antes de sorprenderse estuvo contra una pared. Sus brazos comenzaron a aletear, intentando quitarlo. El paso del aire fue nulo, desesperandola aún más, haciendo que sus golpes para que detuviera su ataque fueran más duros. Él no sé detenía, sonreía con malicia presionando su cuello con la medida justa para ahorcarla, pero matarla lentamente.

—¡D... Deja... Me!— sus ojos se abrieron, sintiendo que el calor le subí hasta los ojos. Agarro sus manos, en un intento de quitarlo, sintiendo las lágrimas por sus ojos. Sin dudarlo electrocutó al hombre, haciendo que temblará. Entonces cayó al piso, sosteniendo su cuello.

Debía huir, iba a luchar por su vida.

Comenzó a arrastrarse por el piso, y cuando escucho un ruido y volteo, notó que se estaba levantando. Miró el árbol que estaba enfrente a la casa, e hizo que se levantará, impulsando las raíces debajo de la tierra. Al mirar que se levantó el sentir que iba a morir se intensificó.

—¡AAAAAAAAAH!— gritó con todas sus fuerzas antes de sentir que jalaba su pie hacia atrás.

Se escuchó un estruendo, era el árbol que cayó, su intento por prenderle fuego y dar una señal se fue.

—esto debió haber hecho tu tia hace muchos años. Le daré el gusto de decir que te mataré con mis propias manos, y luego uno por uno de tus seres queridos, Sophie Smith.— la volteo en el piso, poniéndose sobre su estómago para volver a poner las manos sobre su cuello.— eso es... Siente la muerte. Cómo tú tráquea está siendo oprimida, como tú pulso aumenta y no está entrando aire en ti.

Sophie lloraba mientras enterraba sus uñas en su cuello. Su vista se hacía cada vez más borrosa y confusa. Comenzó a dar manotazos, fuertes, intentando darle con las uñas. Lo raro era que sentía que no podía utilizar sus poderes, porque estaba muy débil. Sus pies pateaban, pero se estaba cansando. No tenía fuerzas ya, tampoco respiración. Sus extremidades parecían más flojas, y comenzó a aceptar.