44. enojo de los chicos.

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Comencé a despertar, y al darme cuenta estaba abrazando a Edward. Él estaba acostado de espaldas y yo estaba apoyada casi en su pecho abrazándolo. Lo mire hacia arriba y note su rostro pacífico. Me acerque más para ver con detalle su rostro, y es que su piel era increíblemente pálida, su nariz era idéntica a la de Cedric al igual que sus labios... Tan blanditos y suaves.

Con la luz de la mañana podía ver mejor los detalles. No podía dejar de mirarlo.

Mi mano subió a su pecho y comencé a acariciar este, iba bajando y cada vez mis dedos cosquilleaban al bajar. Era muy extraño el sentir curiosidad por ver su muslo interno y saber si tiene el mismo lunar que tenía Cedric. Deje de pensar en eso cuando me vi obligada a frenar al ver el elástico de su boxer que sobresalía de su chándal.

—que guapo.— se me escapó en un susurró, seguido de un jadeo por sorpresa. Por suerte Edward estaba durmiendo aún.— ¿E-edward?— él no respondió asi que me acosté nuevamente. Tenía frío, así que me di la vuelta y me acurruque en su cuerpo, y rápidamente se dio vuelta a abrazarme.

Sus brazos me envolvieron y me sentí cálida, y como hoy no íbamos a clases me quedé ahí nuevamente. Un bostezo salió de mis labios y me di vuelta.

—Edward, despierta.— lo moví y él bostezo abriendo los ojos.— estoy aburrida, quiero hablar o algo.

—mmm...— abrió los ojos por completo y me dio envidia el que despertará tan bien, ni siquiera los ojos hinchados tenía.— es el único día en el que no vamos, ¿Quieres hablar tan temprano?

—¿Tú no?— él se sentó y me miró aguantando una carcajada.— no seas pesado, cuéntame de ti.

—¿Que quieres saber?

—dime cual es tu comida favorita.

—no tengo en específico, ¿Y la tuya?

—me gustan las hamburguesas, las hamburguesas con papitas.

—¿Te compro una hoy?— se acostó a mi lado nuevamente y negué.

—lo mejor es que me vaya a casa, ¿No lo crees?

—no lo creo. Podríamos almorzar y luego te voy a dejar.— me apego a él.— ¿Te puedo confesar algo?

—s-si.— suspire nerviosa por su cercanía.

—aún siento mis labios cosquilleando, porque aún siento que esos besos no bastaron y quiero otro. Tus labios eran tan suaves, y tus manos me agarraban porque me necesitabas.

—uh-...— me quedé sin palabras recordando lo que pasó ayer, y es que parecía un sueño. Su bulto grande siendo empujado, su gemidos tan suaves y a la vez roncos...

—no espero una respuesta, solo quiero saber si tú igual me deseaste.— acarició mi brazo y trago.— porque yo no deje de pensarte en toda la noche, Sophie.

—Edward...— abrí los ojos y él se separó riendo.

—esa es mi confesión.— se acostó nuevamente y yo suspire.

—wow.— note como ya no estaba lloviendo y me imaginé la casa sola. Siempre había sido alguien que disfrutaba mucho la soledad, el estar tiempo conmigo misma era algo que amaba.— yo me iré...

—¿Cómo? ¿Ahora?

—si, aprovecharé que los chicos están en el colegio para tener un día a solas conmigo misma.— me senté en la cama y él se levantó para dejarme pasar.

—¿No quieres tomar desayuno acá? Te podría preparar algo.

—no, gracias. Muchas gracias por ayer, por la ropa y todo.

𝐈𝐧𝐝𝐞𝐥𝐞𝐛𝐥𝐞- 𝐂𝐞𝐝𝐫𝐢𝐜 𝐃𝐢𝐠𝐠𝐨𝐫𝐲 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora