DISFRACES 2.

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Solo se escuchaba el insistente barullo de la fiesta que había en el interior, al parecer estaba en su apogeo, la luna estaba enorme sobre un cielo despejado, el viento soplaba con suavidad anunciando que pronto el invierno llegaría, pero a pesar de el frio que se sentía en esa noche, dos mujeres desprendían una enorme calidez desde aquel balcon, Lena se removió inquieta al notar que Kara no decía nada, solo estaba de pie con los ojos muy abiertos y los labios temblorosos--¿ Kara?—pregunto Lena con el corazón en un hilo—si crees que es muy pronto lo entiendo—la pelinegra solto la mano de la bombera y cerro la cajita apretándola con fuerza en sus manos—creo que mejor entramos a la fiesta, me despediré de la gente, estoy cansada, y me gustaría estar esta noche a solas—dijo agachando la mirada intentando ocultar su rostro de decepción.

--si quiero—escucho hablar a la rubia con voz entre cortada, Lena asintió y se dio la media vuelta comenzando a caminar pensando que la rubia habia aceptado regresar a la fiesta--¡ no!—grito Kara tomándola de el brazo deteniéndola haciendo que Lena la viera consternada—¡quiero Yo si !--grito confundiendo a Lena--quiero.... Yo... querer tu casar así, yo tu boda, feliz ser—Lena alzo su ceja confundida.

--¿ Kara?—pregunto viéndola con extrañeza--¿ estas bien?—la rubia primero asintió con la cabeza solo para segundos negar y abrazarla con fuerza, haciendo que Lena notara como el cuerpo de Kara temblaba como una gelatina en pleno terremoto.

Lo que Lena no sabia, es que el cerebro de Kara habia dejado de funcionar, cuando vio a Lena hincada con aquella cajita con un hermoso anillo con una esmeralda muy similar al color de ojos de la Ceo, su cerebro decidió apagarse, por mas que quería que su cuerpo se moviera y de su boca salieran palabras, no pudo, hasta que noto el rostro de tristeza de Lena y como intentaba irse, en ese momento su cerebro decidio dar una descarga eléctrica a su cuerpo y hacer que se moviera, sentía sus extremidades adormecidas, y su habla estaba en ese momento como el de un niño de meses que solo balbuceaba.

--¿ Kara?—Lena tomo el rostro de la rubia buscando su azul mirada solo para ver como de aquellos hermosos azules salían gruesas lagrimas, la rubia necesitaba decirle que si, necesitaba gritarle que si se casaria con ella, pero como su cerebro no quería cooperar, se lanzo a sus labios besándola con todo el amor que tenia, dejando a la pelinegra sin respiración, arrebatándole el alma con aquel beso, se separaron agitadas al sentir la falta de aire, Lena sonrio de medio lado tomando las mejillas de la rubia--¿ es un si?—Kara solo solto una risita boba y asintió como si su vida dependiera de ello y volvió a lanzarse a sus labios abrazándola con todo lo que tenia.

Dentro de la fiesta todos se encontraban divirtiéndose, Jess coqueteaba con uno de los chicos de sistemas, el cual se acerco a ella invitándola a bailar, dos botargas de champiñón se movían en la pista, en especial una de las botargas que se habia puesto a intentar hacer brake dance en el suelo junto con un aguacate, un ebrio abejorro con el aguijon chueco, intentaba bailarle sensualmente a una flor, la cual solo tenia su ceño fruncido al ver a su novia tambaleante, una despeinada Megara salia de el baño de mujeres, seguida de una morena disfrazada de Hercules, la cual abrió un poco las piernas haciendo un movimiento extraño, al parecer acomodándose lo que acababa de usar recientemente, tenia marcas de labial por todo el cuello y una enorme sonrisa en su rostro.

Homero y Morticia también estaban en la pista de baile, y a pesar de que la música era movida, ambas mujeres se encontraban perdidas en sus miradas, la prensa estaba al pendiente de todo, y sabían que probablemente saldrían en el periódico, pero eso no le importaba a Lillian, era feliz, su ex esposo era su mejor amigo, habia reparado la relación con su hija y estaba enamorada de una fabulosa mujer, a la cual amaría hasta el fin de sus días, al igual de el ser que crece en su vientre.

La puerta de el balcon se abrió y Lena entro junto con su tlacuache rubio de la mano, iban solo a despedirse ya que le urgía llegar a casa para estar con su ahora prometida, Kara sentía que caminaba en las nubes, aun su cerebro se negaba a dejarla hablar, pero al menos ya podía caminar.

EL FUEGO DE TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora