SEMANA TRAS SEMANA.

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Despues de aquella comida, Ruby ya no fue la misma, ahora ella era la que quería que su madre tomara la píldora de los 17 años despues.

Al termino de la comida, Sam se despidió de sus dos mujeres diciendo que tenia trabajo pendiente, asi que Alex seria la encargada de llevar a Ruby a casa, Alex iba hablando sobre algunos temas de su trabajo sin notar lo distraída que iba la chica, hasta que su móvil sono con un mensaje de un numero desconocido, estaba tentada a borrarlo sin leerlo pero su curiosidad pudo mas.

Desconocido: hey, ¿ estas bien?, te note diferente durante la comida.

Ruby fruncio su ceño confundida mientras que Alex continuaba con su platica de el dia que encontró en una escena de el crimen intestinos en el techo y le cayeron en el rostro a su compañero.

Ruby: ¿ quien eres?.

La adolescente llevaba una malteada en la mano, la cual era su postre que habia pedido para llevar.

Desconocido: soy Nia, lo siento, este es mi numero personal, creo que te he mandado mensajes con el móvil de la empresa, pero me gustaría que tuvieras el mio.

La malteada de chocolte que Ruby bebia salió disparada por la nariz, Alex freno el coche de golpe y volteo a ver a la adolescente--¡ Ruby!—exclamo viendo sus hermosos asientos de cuero—si no querías que te contara eso me hubieras dicho—

Por otra parte, una embarazada Lillian Luthor llegaba a casa, habia algo de silencio, hasta que escucho ruido en una de las habitaciones caminando hacia ella.

--¿ lo esta sintiendo ahora don cangrejo?—aquella voz sin duda era la de Lionel, solto una sonrisita al imaginarse que quizás su ex esposo ya estuviera rehaciendo su vida.

--definitivamente lo estoy sintiendo—pero su cuerpo se puso en alerta cuando escucho la voz ahogada de Antiope—solo dame unos segundos y despues te la voy a meter como metralleta—

--me encantaría ver eso coron...... ahhhh—jadeos y pequeñas maldiciones comenzaron a escucharse haciendo que Lillian abriera sus ojos aun mas.

--te dije que sentirías mi potencia, me encanta hacerte gritar, no sabes el placer que siento cuando lo escucho—

Lillian apreto el pomo de la puerta y con el corazón en un hilo la abrió--¿ pero que demonios suce...-- sus palabras murieron en su boca, cuando vio a Lionel sobando y chupando su dedo, en el centro habia un hockey de mesa y en el otro extremo Antiope se encontraba de pie de brazos cruzados.

--¿ que?—pregunto la coronel—el empezo—

--¡Lillian!—Lionel corrio hacia su ex esposa enseñándole su dedo—tu novia es muy brusca, solo por que iba perdiendo lanzo muy fuerte el disco y me pego en mi dedito, apenas me acaban de quitar la férula hace poquito—

--oh mi dios—susurro Lillian para si misma.

--no le creas, yo estaba muy a gusto tomándome un café, cuando el seo "puedo hacerlo todo" me reto a un hockey de mesa, pero se le olvido que las princesas tienen las manos delicadas—

--maldita militar retirada, ya veras quien tiene las manos delicadas, ¡ dos de tres!—grito Lionel tomando nuevamente el disco.

Cierto dia, unas cansadas Ceo se dirigían al departamento de Diana, ya que sus novias les habían pedido que fueran despues de el trabajo--¿ que tramaran?—pregunto Sam un poco preocupada.

--no tenemos idea—contesto Lena con normalidad, al parecer ella y las tres pelinegras sabían que sus novias eran capaces de cualquier locura y no se sorprenderían al ver un elefante rosa sentado en el sofa.

EL FUEGO DE TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora