SATO-DANVERS

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Asami soltó un suspiro cansado al apagar el auto, coloco el freno de mano y desabrocho el cinturón de seguridad, vio por el espejo retrovisor la parte trasera la cual estaba llena de planos e ideas haciéndola suspirar aún más, fue un día cansado, a primera hora del día tuvo que ir a su empresa, Ania hacia un excelente trabajo en su lugar, pero había ciertas cosas que necesitaban de su atención, y después de horas de ver a su hija intimidar a sus pobres empleados llego la hora de ir a la fábrica, era lo que mas le gustaba a Asami, le gustaba pasar tiempo con su hija en la empresa por su puesto, revisar las finanzas y tener su industria funcionando, pero mentiría si dijera que era su trabajo favorito, en cambio cuando llegaba a su taller y el aroma de aceite para motor y grasa la golpeaba era la parte de su día que más le gustaba, iba hacia el vestidor quitándose su costosa ropa colocándose una camiseta sin mangas y jeans, botas de trabajo y su viejo overol, peinaba su cabello en una cola de caballo y sacaba su cinturón con las herramientas colgando de el lista para la acción.

A pesar de que la industria había avanzado y el ensamble de la industria se hacía por medio de robots, nunca estaba de mas la mano humana, y de todas sus empresas la favorita era la automotriz, vio su antigua mesa de trabajo, donde había un vaso de café vacío, un trozo de pizza mordido y un plano lleno de anotaciones, detrás de él un auto se encontraba casi desarmado, el cofre estaba abierto y el motor colgaba de unas cadenas, el reproductor de música estaba encendido y había manchas de aceite en el suelo, camino hacia el frunciendo su ceño cuando vio unas botas salir debajo del coche, golpeo una de esas botas con suavidad sin obtener respuesta, frunció alzo su ceja confundida y golpeo un poco más fuerte, la preocupación creció cuando nadie respondió, con el pie deslizo aquella especie de patineta que usaban para deslizarse debajo de los coches para averiguar que sucedía.

--¡estoy despierta! —grito una asustada chica incorporándose con rapidez solo para ver a su madre de brazos cruzados frente a ella.

Asami apenas iba a decir algo cuando Aide se tambaleo un poco chocando contra su pecho—hija, ¿ estas bien?—pregunto preocupada.

--creo que me incorpore muy rápido—respondio la Sato menor despabilándose.

--¿estabas dormida debajo del coche?—pregunto la ingeniera alzando una de sus cejas de manera acusatoria.

--no....—hablo la otra Sato no muy convencida de su respuesta.

Después de eso Fueron diez minutos de una Aide haciendo pucheros por el regaño de su madre, cuando Asami termino de decirle a su hija lo inconsciente que era, señalo el plano que había en la mesa--¿ que es eso?—

--¡ohh mami!, te va a encantar—tomo la mano de la Sato mayor llevándola hacia la mesa—estoy pensando en los nuevos coches de policía que haremos, la velocidad no lo es todo—

--bien, te escucho...--

Fue un día cansado pero algo productivo para Asami, llenarse las manos de grasa era lo suyo, y mejor aún, trabajar con una de sus hijas.

Pero ahora su día había terminado.

Abrió la puerta de su coche tomando su bolso, bajo de el caminando hacia la entrada de su hogar, donde sabia que la esperaba lo mejor para finalizar su día.

Al entrar a casa sonrio feliz, durante los primeros años de vivir sola nunca habia sentido esa calidez que la llenaba al llegar a su hogar, inhalo con fuerza impregnándose de ese aroma a jazmín y madera tan característico de esa vela aromática que le gustaba a su esposa, camino por el recibidor hasta llegar a la sala donde se detuvo, su corazon se acelero cuando vio a la mujer que le habia robado su alma, cabello castaño, espalda ancha, cadera estrecha, ojos hermosamente azules y con una sonrisa que la derretia por completo, avanzo hacia ella sintiendo su cuerpo desesperado por sentirla, la rodeo con sus brazos abrazándola por la espalda besando su tiernamente su mejilla—hola—

EL FUEGO DE TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora