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Seals..... una de las fuerzas del ejercito mas poderosas que existe, sus entrenamientos extenuantes que volvían locos a los mas débiles, pruebas en las cuales la privaban del sueño, la hacían cargar 50kilos de peso extra y dar grandes caminatas y escaldas, los hacían sumergirse en aguas heladas en medio de la noche, pruebas de inteligencia cuando mas hambre y sueño tenían, y todo eso le ayudo a ser la mejor, de todo su equipo era la única mujer, tuvo que ganarse el respeto de todos sus compañeros y superiores que no creían en ella, trabajo con sangre y sudor para llegar hasta ese cargo que le robo los mejores años de su vida, su juventud, pero todo ese entrenamiento no era nada comparado con la guerra real, comenzando como líder de peloton, su primera encomienda fue ir a África, donde era tierra de nadie a someter a unos rebeldes y ladrones que no dejaban a la población en paz, una misión clasificada y encubierta, al final nadie sabra que estuvo ahí, su mente divago la primera vez que escucho una fuerte detonación, ver a uno de sus soldados con los ojos en blanco, su brazo izquierdo fue desprendido de su torso, la tapa de su cráneo fue volado, una especie de gelatina rosada salía de ahí, los pantalones de el hombre comenzaron a mojarse y el olor a mierda los inundo, su cuerpo se sacudió antes de que su torso fuera llenado de plomo, ese era el olor a muerte, plomo, sangre, orina y excremento, porque cuando un cuerpo muere sus esfínteres se relajan dejando salir todo lo de su interior, el polvo se levantaba y los proyectiles silbaban por todo el lugar, la sangre escurría en el suelo polvoriento, el sol calaba en la piel, y lo único que podía hacer era intentar sacar a todo su pelotón.

Aquella operación habia sido todo un éxito, sometió a los rebeldes dándole el control al estado, solo hubo una muerte, y lo único que sus superiores dijeron fue, " eres la primera que regresa con el 90% de soldados en su primera misión, felicidades".

Esa noche se sintió asqueada, pero era la vida que habia decidido, las siguientes misiones fueron especiales, hasta que su presidente los mando a aquella guerra que no era de ellos, pero necesitaban defender los intereses de su país, niños, mujeres, ancianos, era pan de cada dia ver morir a alguien, y muchas veces murieron por su fusil, o único que la mantenía con ganas de vivir era regresar a casa y estar con su pareja, pero solo fueron grandes decepciones, su vida militar era todo lo que tenia, creía que era lo único que necesitaba, sus superiores le exigían y ella lo daba, pero a sus parejas aquello no les agradaba, y cuando tuvo el accidente que causo su baja, cuando mas necesitaba el apoyo de su pareja, la infidelidad hizo lo suyo, y todo aquello la hizo la mujer dura que era, a pesar de que su cuerpo tenia cicatrices físicas y emocionales, seguía adelante como toda una Seal lista para la acción, pero en toda su carrera militar la prepararon para ese momento.

Antíope sintió un dolor en su nuca y su cabeza se movio hacia adelante, volteo molesta hacia la persona que la habia golpeado, solo para ver que con una agilidad casi felina se encontraba detrás de su sobrina--¡Leslie!—grito diana asustada--¿ por que la golpeaste?—

--es que estoy nerviosa—contesto la paramédico detrás de su escudo humano—por favor Katie McGrath protégeme—susurro asustada, pero un sonido estridente proveniente del móvil de Antiope interrumpio, la militar tomo el móvil con manos temblorosas viendo aquel contacto, " soy yo", destacando que Lionel fue el que se agrego a la lista de contactos de Antiope.

--¿ si?—contesto con voz temblorosa.

--no te hagas, ya te vi, ven aca ahora mismo que esta mujer me esta apretando las bolas, y las responsables de que este aquí son las tuyas, ¡ ven a relevarme carajo!, que aun las necesito para conquistar muchachonas—

La llamada se corto y Antiope aun seguía pasmada—¿ tia foca?—se escucho la voz de Leslie temblorosa.

-- En tiempos de guerra o de incertidumbre, existe una raza especial de guerreros listos para responder al llamado de nuestra Nación. Un hombre común con un deseo poco común de triunfar. Entrenamos para la guerra y luchamos para ganar, Hombres valientes han luchado y muerto construyendo la orgullosa tradición y la temida reputación que estoy obligada a defender. En las peores condiciones, el legado de mis compañeros de equipo estabiliza mi determinación y guía silenciosamente cada una de mis acciones. No fallaré, por que soy un Seal, una fuerza imparable marine, nunca me rendiré ni dejare atrás a mi equipo—termino de decir alzando su rostro--¡ YA VOY LIONEL!—grito dirigiéndose hacia la sala de urgencias.

EL FUEGO DE TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora