EL PRINCIPIO DEL FINAL.

5.9K 627 131
                                    


Cuando eras niño morías por crecer y ser mayor de edad, pensabas que al cumplir la mayoría de edad te independizarías, estudiarías y trabajarías para tener tu casa, tu coche, tus cosas, podrías andar de fiesta en fiesta o viajando, pero cuando entras a la universidad te das cuenta de lo estúpidos que eran tus pensamientos, y te enfrentas a las cuatro temibles "do", mal comido, mal dormido, jodido y deprimido, y tus palabras favoritas serian....

"ama, ¿ me das para el pasaje y unos chetoos?"

por qué a pesar de que los primogénitos de las Ceo tenían sus vidas solucionadas, estaban sufriendo dos de esas tres temibles "do".

Sus profesores eran exigentes, no por nada sus madres habían elegido a los mejores profesores del país, y todos los profesores estaban conscientes de que tenían en sus manos a lo mas importante de 4 Ceo muy neuróticas, y las amenazas constantes era un acertado recordatorio.

La alarma sonó por sexta vez, un gruñido seguido de una mano postergándola era lo que se veía en la habitación.

La puerta de la habitación se abrió y una rubia entro quitando con brusquedad la cobija que mantenía calientito y arropado a un somnoliento rubio—Liam, llegaremos tarde—

--¿ aun no se levanta?—Lena se recargo en el marco de la puerta viendo a su hijo haciendo un berrinche por ser despertado.

--no entiendo la ciencia de poner seis alarmas si al final termino siempre despertándolo—exclamo Lia con el ceño fruncido—tu eres una mujer mañanera, ¿ de donde saco eso?—

Lena solo suspiro alzando una de sus cejas viendo a su hija con incredulidad--¿ de verdad me estas preguntando eso?—la pelinegra avanzo hacia donde estaba su rubio—corazón, ya es hora de despertar, ve a ducharte—

Lia resoplo y salió de la habitación pasando por la de sus madres, solo para ver a su rubia madre despeinada sentada en la orilla de la cama con los ojos cerrados--¿mami?—

--¡estoy meditando!—contesto la rubia dando un salto asustada poniéndose de pie mientras su alarma sonaba por octava vez.

Un par de minutos después, Lena y Lia se encontraban en la cocina sentadas tomando café, dos rubios bostezando hicieron su aparición sentándose con rostro malhumorado—odio las mañanas—murmuro Kara viendo su plato vacío.

Lena solo suspiro con cansancio y se puso de pie colocando el desayuno frente a su esposa, el rostro de Kara de inmediato cambio--¡amo las mañanas!—grito al ver la torre de tocino frente a ella.

El trato era simple, Lena hacia el desayuno y Kara la cena mientras que sus hijos se encargaban de limpiar la cocina.

--buenos días—Lory saludo a su familia sentándose a un lado de kara.

Lory se había convertido en una hermosa señorita, una mezcla perfecta de ambas madres, tenia el ingenio de Lena, pero la linda forma de ser de Kara, y ni hablar de la apariencia física, Lory era espectacular y eso la hacia un tótem atrayente de pretendientes, que Kara y Lena se habían encargado de alejar con el pretexto de que primero eran los estudios, para fortuna de ambas, a Lory no le importaba para nada las relaciones románticas, por el momento.....

--llegaran tarde niños, no quiero que manejen a alta velocidad, tienen que dejar a Lory a la escuela—

--si mamá—contesto Liam llenándose la boca de tocino.

Los chicos se despidieron de sus madres y las dejaron un momento a solas—bueno cielo, me voy, por favor no vuelvas a acostarte y dormir, llegaras tarde—

--ujum...--

--Kara....—la reprendió Lena viendo como su esposa estaba cabeceando en la silla—sabes, mejor te llevo yo—

EL FUEGO DE TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora