MATERNIDAD PRIMERIZA

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--dos...--

Antiope jamás se imagino que pudiera vivir lo que estaba viviendo en ese momento, mejor dicho, habia perdido toda esperanza despues de su ultimo divorcio, ser madre fue algo muy lejano para ella, era solo un sueño que en ese momento se habia vuelto realidad.

--necesito que vuelva a pujar señora Lillian—menciono el medico.

--ay diosito, ay no, no, no—balbuceaba Lionel pálido—vamos, tu puedes Lillian, ya tuviste dos hijos antes—

--si, pero no juntos—contesto la mujer con dientes apretados por el esfuerzo—ya no puedo—susurro para si misma sintiendo como sus fuerzas eran cada vez menos.

--no, si puedes—Antiope se acerco hacia ella tomando su mano—vamos soldado, Vista al horizonte, se aproxima por ahí, A esa nube negra tenemos que subir, Prepara tu maleta, tu chute y tu fusil, Que esta misma noche vamos a combatir, Si yo visto de negro voy por un artillero, Si yo visto de verde voy por un combatiente, Estoy loco, estoy demente, Me gusta la explosión, Pisar tu calavera que bella sensación, Mis padres me dijeron que escoja profesión, Seras militar sera tu decisión, Y ahora no lamento, Estoy echo de cemento, Con alma de varilla, soy una maravilla, Soy una maravilla y ahora lo verán, Si quieren ver la fibra la vamos a demostrar—todos se quedaron algo confundidos ante el cantico de Antiope, pero al parecer le llego al corazón al personal medico que comenzo a actuar con mas entusiasmo, mientras Lillian pujaba hasta su alma.

--¡no estas en la guerra maldita sea!—grito Lillian entre un pujido.

--no, esto es peor—murmuro Antiope viendo como su segundo hijo salia de la intimidad de su mujer.

Lillian dejo caer su cabeza y sintió como el agarre de ambos brazos se aflojaba, solo para despues escuchar estruendosos ruidos y el personal medico exclamando con asombro, de inmediato intento incorporarse con miedo a que haya sucedido algo mal con su pequeño, pero lo unico que vio, fue a dos adultos tirados en el suelo, a un padre experimentado de dos hijos, y a una coronel retirada con muchas horas de batalla, solo negó con la cabeza y se volvió a recostar.

--tiene mucha suerte de tenerlos—menciono una de las enfermeras.

--en realidad no se si es suerte—contesto Lillian soltando un suspiro escuchando el llanto de sus pequeños.

Horas mas tarde, ya se encontraban en su habitación—dejame te digo que hiciste un buen trabajo, son bellísimos—se escucho la voz de Lionel—claro, no mas que mis hijos—Antiope le dio un golpe jugueton en el hombro haciendo que Lionel se sobara—oye, no seas brusca, me lastimas—Los bebés comenzaron a dar pequeños sollozos—oh, no, no, no, mierda, mierda—

--oye, no digas malas palabras frente a mis criaturas—

--van a llorar, ¿ tendrán caca?—pregunto Lionel haciendo un rostro de desagrado.

--como si tu no hicieras caca—contesto Antiope.

--yiuk, no, no la hago, eso solo es de gente pobre—

--estoy a punto de golpearte Lionel—

--es broma, claro que la hago—

--claro que la haces, es la muerte entrar al baño despues de ti, pero gracias a mi entrenamiento puedo suportar la respiración por varios minutos—

Los bebés empezaron a hacer pucheros—cargalos—exclamo Lionel entrando en pánico.

--yo... no se como—respondio Antiope apenada—un piedra, papel o tijera—

--hecho—

--piedra—

--papel.....—

--¡ o tijer...--

EL FUEGO DE TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora