EL FUEGO DE TU AMOR

LOS PRINCE SHAY

El filósofo y científico Aristóteles, define que la paciencia es aquella que permite al individuo sobreponer a las emociones fuertes generadas por las desgracias o aflicciones.

Una actitud que nos ayuda a poder comprender, tolerar y soportar los contratiempos venideros con fortaleza y buen ánimo. Puede ser considerada un valor o una virtud necesaria para el ser humanó y las relaciones interpersonales dado que nos ayuda a adaptarnos a las circunstancias.

O tambien paciencia puede definirse como Diana Prince....

Por qué vivir con esas tres rubias ya hubiera sacado de quicio a cualquiera, solo era cuestión de escuchar algunos comentarios de personas en la calle después de un berrinche monumental por cualquier cosa.

Quizás a la mayoría se le hace insoportable tener a una esposa como Leslie Shay, aniñada, impulsiva, berrinchuda, inmadura, inquieta y en ocasiones ingenua, y sumándole que Diana tenía otra mini Leslie en casa, cualquiera se hubiera divorciado o simplemente jamás hubieran salido con ella ni mucho menos formar una familia, muchos se preguntaban porque Diana aguantaba todo eso, muchos por más enamorados que estén no la harían.

Pero lo que esa gente no sabía, es que para esas rubias, Diana era su Diosa, su todo, y la amaban incondicionalmente, con total devoción y admiración, un amor puro y sincero, y lo mejor de todo es que Diana las amaba de igual manera, y estaba dispuesta a cerrarle la boca a cualquiera que hablara de ellas, si, cerrarles la boca para siempre, Hipolita en ocasiones bromeaba con su hija diciéndole que ella era como esos lideres de sectas religiosas y sus seguidoras eran 3 rubias que saltarían en un pie todo el día si Diana se los pedía y estarían feliz por ello, cada quien cree en lo que quiere, y esas tres rubias creían en Diana Prince.

Diana abrio los ojos viendo como el sol poco a poco entraba por la ventana, habia sido una noche de insomnio, solo logro dormir algunas horas.

Estiro su cuerpo sintiéndose muy libre, y eso era extraño, ya que su esposa normalmente siempre estaba abrazada a ella como un koala, volteo su cabeza hacia un costado notando el otro lado de la cama vacio.

Se incorporo sentándose en la orilla de la cama soltando un bostezo, el dia tenia que comenzar, se dirigió hacia al baño, y luego de hacer sus necesidades y cepillar sus dientes se vio al espejo—supongo que un buen maquillaje ocultara eso—exclamo viendo sus pronunciadas ojeras, y luego de que el espejo casi le gritara que aun a si era hermosa, decidio comenzar con la búsqueda de su esposa.. Salió de la habitacion encontrándose a dos adormilados pelinegros—hola mamá—

--hola cielo—los saludo besando la frente de su hija, apenas iba a preguntar pero el otro mellizo solo señalo hacia una habitacion contestándole su pregunta—comiencen a prepararse, es un dia largo—los chicos solo asintieron aun bostezando dirigiéndose hacia sus habitaciones.

La Ceo continuo con su camino escuchando el alboroto dentro de esa habitacion, al abrir la puerta se encontró a Helen sentada en la orilla de la cama moviendo su pie con nerviosismo--¿ estas bien?—pregunto la pelinegra pero la chica solo negó con la cabeza e hizo un puchero antes de correr hacia los brazos de su madre. Diana recibió a su hija con los brazos abiertos, pero un escandalo llamo su atención, vio a su esposa salir del sanitario muy pálida y dando tumbos--¿Qué sucede?— pero su esposa solo hizo un puchero, Diana solto un suspiro y recibió tambien a la otra rubia en sus brazos.