EL FUEGO DE TU AMOR

MALAS PERSONAS

No me habia dado cuenta de cuentos cap van, no quería hacer la histora tan larga según yo, tratare de ya dar cierres a los personajes.

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La adolescencia es una etapa de la vida, caracterizada por muchos cambios, tanto físicos y mentales, donde influye mucho las personas que los rodean, donde en algunos sale mas a flote su madurez o su inmadurez.

Diana se encontraba haciendo el desayuno para su esposa e hijos, sus torbellinos de energía fueron los primeros en despertarse, y lo primero que hacían era ir a saludarla, Diana solo veia a sus rubias saltando de un lado hacia otro aguantándose las ganas de hacer pis, porque lo primero era darle los buenos días a Diana.

La primera en regresar fue Karen, Diana noto como su hija tenia un puchero--¿ que sucede mi amor?—

--no me gusta tener pelitos ahí abajo, se ven feos mis wiwitos—

Diana la vio con ternura—cariño, te recuerdo que tu eres muy lampiña—

--si, pero me salen tres pelitos—

--bueno, puedes quitártelos—

--lo hice....—

--¿ y?—

--pica, y tengo que correr al baño a rascarme, y raspa—respondio la rubia acongojada.

Diana solto una risita y abrazo a su hija, le gustaba que Karen le tuviera esa confianza para hablar con ella, su hija hacia bien, siempre se le habia hecho desagradable todas esas personas que se rascaban como si estuvieran a solas, detestaba que estuvieran hablando con ella o en via publica y lo hicieran—bueno cariño, eso es normal, pero puedes aplicarte alguna pomada humectante despues—Karen le sonrio como si Diana le hubiera dicho las respuestas del universo.

--¡gracias mami!—la beso y se dio la media vuelta para irse.

Diana solo aguanto una risa, ya que el rostro de su hija se veia extraña, por su puesto que Diana llevo a su hija a arreglar el desastre que hizo con su ceja, pero se negó, argumentando que los tutores de Helen no la llevarían, asi que ella se quedaría como su amiga.

En casa de las Sato, el rostro de Korra se ilumino al ver a sus tres hijas llegar a la mesa, tenia la costumbre de siempre ir a despertarlas a besos, cosa que sus hijas adoraban, el mundo de Korra estaba frente a ella, su esposa y sus tres hijas, el mundo era bueno con ella, hasta que—Aide, tu falda, tu falda esta mas corta—hablo la morena gruñona.

--claro que no mami—contesto la chica confundida.

--es hasta las rodillas, es mas, creo que es conveniente que uses una hasta los tobillos, ¿ o quizás el uniforme de los chicos?—

--cielo, deja desayunar a la niña—interrumpio Asami.

--mami, ya no soy una niña—contesto la chica riendo notando como Korra soltaba un gritito y se tocaba el corazón, para verla despues saliendo de la cocina y regresando con una cinta metrica midiéndole la falta--¿ vez?, dos centímetros mas arriba de lo normal—

--pero esta a la altura normal—hablo Ania viendo la falda de su hermana, y en efecto, Aide tenia su fada en el mismo lugar de siempre.

--Korra—la llamo Asami—quizas le faltan dos centímetros por que tus hijas crecen dia a dia—

Korra se quedo sin argumentos y se sento refunfuñando, hasta que la vocecita de Alicia se escucho—mami—

--dime corazón—le hablo Korra con ternura.

--¿ puedo tener una bicicleta?—

Asami se ahogo con su jugo de naranja al empezar a reírse cuando vio la cara de su esposa palida y luego la vio meterse debajo de la mesa, la pelinegra mayor asomo su cabeza debajo de la mesa viendo a su esposa—el karma es una perra ¿ eh?—