𝙴𝚜𝚝𝚘 𝚍𝚞𝚎𝚕𝚎

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Con pasos accidentados llegó al lugar donde se estaba quedando, el pantalón negro disimulaba bien la sangre que había caído, pero sus manos no y aunque trató de limpiarse, no lo logró, después de todo, no era importante, la noche respaldaba su llegada y nadie lo vio entrar.

Cerró la puerta asegurándose de ver si había alguien afuera. Tomó las debidas precauciones para llegar hasta ahí, tenía que recuperarse para ir al próximo punto, pero no lo lograría si seguía perdiendo sangre.

Tomó la caja de botiquín que tenía en una maleta, se sentó en el sofá de la sala, había polvo acumulado por los años en él, pero no le importó mucho.

Una casa vieja y crujiente, completamente fria y vacía, jamás pensó que esto era lo único que lo acompañaría, en su mente pensó que sería distinto, tal vez tuvo la esperanza de que su futuro fuese feliz.

La sangre perdida lo mareaba y las pocas fuerzas que le quedaban estaban comenzando a escapar de él, a este paso caería desmayado y optó por despertarse a si mismo.

Se pegó una fuerte cachetada que activó todos sus sentidos lo suficiente como para levantarse una vez más, entre lágrimas de dolor y sollozos que eran contenidos gracias a que mordía su labio con fuerza, llegó a la cocina y tomó todas las frutas dulces que encontró, más un par de barras de chocolate que habían en un cajón cerca al de los cubiertos.

Amaba los dulces, en otra ocasión esto habría significado un sacrilegio para su dieta, pero debía ingerir todo lo que le diera energía inmediata, todo.

Caminó nuevamente hacía el sofá. Después de comer desesperado lo que su estomago le permitió, acarició su abdomen agradeciendo por no haberlo devuelto.

—Prometo alimentarme mejor cuando esta mierda sane.

Con cuidado desabrochó su pantalón y se lo retiró sintiendo mucho dolor al rozar su herida, gritó un par de veces para volver a sentarse, cuando lo logró, abrió el botiquín y empapó una gasa con alcohol yodado para limpiar la zona.

El ardor se hizo insoportable, tomó la basta de su pantalón y la enrrolló para metérsela a la boca.

Sus gritos eran ahogados por la tela empapada de saliva, por los costados caían hilos de la misma que chocaban contra su muslo desnudo.

—No tengo los huevos suficientes para coserla, pero si no lo hago, esta porquería no sanará.—se quejó escupiendo la tela de su boca.

Buscó una pomada anestésica y la encontró bajo una bolsa de algodón.

—Por favor, solo minimiza el dolor un poco.—le pidió y agarró la aguja curveada con hilo azul.—Nada como un buen tutorial de YouTube para aprender a coser una herida.—se burló de si mismo y volvió a tomar el pantalón, pero esta vez mordió la otr basta.

La herida solo tenía 3 cm. de ancho aunque probablemente un par más de profundidad, al terminar el tercer y último punto, sintió que tal vez con esto le permitirían graduarse en medicina aunque esta no fuese su carrera.

Agarró una gasa, volvió a limpiar la zona con el desinfectante y tomó otra seca para tapar la herida. Usó esparadrapos para sostenerla y terminó.

—No quiero volver a abrir este botiquín, jamás.

Se arrastró hasta su cama y acostó con cuidado, antes de dormir, colocó una alarma lo suficientemente fuerte como para despertarlo por si no lograba hacerlo por voluntad propia.

El sueño y el cansancio llegaron a él y todo se volvió negro en las horas siguientes.

El sueño y el cansancio llegaron a él y todo se volvió negro en las horas siguientes

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Nuevamente una pesadilla volvió a despertar al pelinegro.

Las 3 a.m. otra vez y el instinto de escribirle un par de mensajes a su pareja.

¿Estás bien? Me gustaría saber que sí.
Te extraño tanto.


El después de descubrir las primeras palabras en el libro, solo uno de los otros tuvo un mensaje más.

"Jungkookie. Lo sabes, ¿cierto? Las flores de cerezo se ven mejor con una taza de café".


El mensaje era tan indecifrable, los chicos lo habían bombardeado de preguntas buscándole un significado a las palabras del rubio. Sabían que Jimin no escribiría algo así nada más por gusto, debían leer entre líneas y si no se trataba de una especie de mensaje encriptado, entonces, solo era algo que Jungkook sabía, pero por el momento no recordaba.

Otra vez se sentía estancado.

—Un amigo mio me envió un mensaje riéndose de central, según dijo, al parecer han estado robando su información de sus bases de datos y cuando le preguntaron a Sang, dijo que era un muñequito chibi con cabello rubio, largo y atado, una cicatriz gr...

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—Un amigo mio me envió un mensaje riéndose de central, según dijo, al parecer han estado robando su información de sus bases de datos y cuando le preguntaron a Sang, dijo que era un muñequito chibi con cabello rubio, largo y atado, una cicatriz grande en un ojo, hanbok negro y una Katana. Lo describió paso a paso, asustado.—relató Jin intentando no reir demasiado.

Todos voltearon a ver a Yoongi que se comía su vigésima barra de chocolate.

—¿Qué?—preguntó y Taehyung se acercó curioso.

—¿Lo hiciste tú?—era poco creíble, pero no perdía nada con preguntar

—Ah, sí.—respondió sin tomarle mucha importancia, volviendo su mirada a la pantalla, pero NamJoon tomó su silla y lo arrastró hasta el centro de la habitación.

—¡Hey!—se quejó, pero no se opuso a ser llevado.

—¿Cómo lo hiciste? Y no me digas que de tutoriales de YouTube, porque no te creo una sola palabra.

El pelinegro se encogió de hombros.

—¿Conocen la d**p web? Bueno, un amigo me pasó el dato de que ahí hay gente que te enseña ese tipo de cosas, solo debes ir por el camino correcto, le regalé mis ovejas en el juego a cambio de que me ayudara y encontré lo correcto. Lo del chibi lo perfeccioné y no te preocupes que antes de hacer todo ese desastre, borré del mapa el IP. En fin, creo que sé lo suficiente, solo debo aprender bien cada cosa, aún así apunté todo.

—¿Eres normal?—soltó Jin sin mucho tacto.

—Creo que sí.—contestó sin mucha gana.—Chibi aún no termina de comer la información que quiero. Así que, dormiré un poco.—anunció acercándose a uno de los muebles y cayó rendido quedándose dormido casi al instante.

—Tengan cuidado con él, les robará sus puestos si no están alerta.—bromeó Jin.

Hola, lamento la tardanza

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Hola, lamento la tardanza. Estoy aquí, feliz jawelin.😆🎃🎃🎃

Les recuerdo que lo que sucede aquí es ficticio y la cosas que hacen no son algo que ustedes deberían repetir y me refiero a la pagina que visitó uno de los personajes.🚩

Les quiero.

Melissart🌌

Tinta NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora