El canto de los pájaros que andaban en el árbol cerca de la ventana de Jimin, le hacía sentir más nervioso de lo que ya estaba.
El rubio se encontraba dentro del baño, habían pasado alrededor de diez minutos desde que dijo que saldría en cinco.
—Amor, ¿ya?—preguntó desesperado pegando la oreja a la puerta del baño, pero esta fue abierta repentinamente y la gravedad hizo su trabajo lanzándolo al suelo, cayendo en los pies de su pareja, quien por instinto, gritó asustado, pero luego comenzó a reír.
—¿Qué hacías pegado a la puerta? ¿Te gana la curiosidad?—preguntó divertido y este asintió mientras se levantaba.
—Claramente lo es. No se trata de cualquier cosa, esto es muy importante. Dime cariño, ¿Vendo mi play o no?
A Jimin le encantaba lo dulce que era su pareja, nunca se asustaba ante nada que pudiese suceder, siempre apoyaba cada una de sus decisiones, su amor era tan perfecto que en el fondo tenía tenor de saber que era lo que depararía el futuro.
—El play se ha salvado y papá llorará mucho, pero es negativo.—confesó enseñando la prueba de embarazo.
Por un lado se sentía aliviado porque aún no terminaban sus carreras, pero aunque muchos pensaran que a sus cortos veintitrés y veinticuatro años, ellos eran demasiado jóvenes para ser padres, no tenían dudas de que seguramente serlo les haría muy felices y su suegro también.
El teléfono de Jungkook sonó y se apresuró a contestarlo sabiendo de antemano de quien se trataba.
—¿Y? ¿Debemos arreglar el cuarto para el bebé o no?—preguntó con esperanzas.
—Padre, perdón. Le he fallado.—se disculpó el pelinegro y Jimin se largó a reír.—No he sido el mejor yerno, pero no me reemplace.—dijo soltando tres toneladas de drama en sus palabras.
Al terminar de hablar, presionó el botón de altavoz para que su novio escuchara también.
—Esto es tan triste. Aposté dinero con la señora Biyeon a que mi hijo estaba embarazado, creí en tí Jungkook.—respondió dolido.—Ya hasta había pensado en desalojar a Jimin para usar su gran habitación para el bebé y a él junto contigo, porque te mudarías con nosotros, en el cuarto de a lado.
Jimin escuchó eso y contestó indignado, recostado en su cama.
—¡El cuarto de a lado es muy pequeño para todas las cosas que tengo y sería peor con Jungkook! No cabemos ahí.—se quejó.
—Calla niño, no me haz dado un nieto, estoy triste.
El señor Park era definitivamente el mejor suegro del planeta.
—Discúlpeme nuevamente, padre, el destino quiere que terminemos nuestras carreras y nos casemos antes de tener un bebé.
La palabra mágica había sido nombrada por el menor.
—Justo estaba pensando en eso. ¿Será en el hotel o quieren una fiesta al aire libre?—preguntó con tranquilidad.
Jimin se levantó de la cama y tomó el teléfono.
—¿De qué hablas, papá?
—Pues de la boda, ya son casi tres años juntos. Suficiente tiempo para conocerse, es tiempo de formar una familia.
En algunas ocasiones podía ser exagerado, pero Jimin entendía que su padre no estaría toda la vida para protegerlo y al conocer a Jungkook, encontró al hombre adecuado para acompañar a su hijo, por esta razón deseaba con locura que los dos tuviesen un vínculo que los uniera para siempre y aunque se refería al matrimonio, ellos ya tenían algo más que un papel, amor.
—Papá, no nos casaremos ahora.—sentenció y pudo escuchar a su padre renegando entre dientes y balbuceando una que otra queja.
—¿No?—entró Jungkook a la conversación.—Estaba por sacar el traje de mi papá cuando se casó.—bromeó
—Amor, déjame decirte que el traje de tu padre es horrendo y anticuado.—el suegro de Jimin no tenía muy buen gusto.—Quiero que elijas un traje que te guste o voy a llorar mucho.
—Jiminie ¿Realmente crees que me pondré esa cosa en el día más importante de mi vida? No está hecho cenizas porque mi madre lo considera hermoso.
No cabía duda de que los padres de Jungkook eran tal para cual.
—Madre tiene un gusto cuestionable.—comentó el rubio.—Volviendo al tema, no hay bebé, papá. Gracias por llamar, pero mi novio y yo debemos pasar tiempo juntos.
—Mocoso insolente, pasan todo el tiempo juntos. Solo falta que se peguen con goma, el uno al otro.—se quejó.—Bueno, de todas formas debo colgar. Tengo trabajo, los veo en la noche para cenar.
—¡Está bien, tenga buen día, padre!—exclamó Jungkook.
—Bye, te quiero.—se despidió Jimin antes de presionar el botón rojo.—Bien amor, ahora veamos alguna película.
—Esta vez elijo yo, tu siempre quieres ver películas de terror.
La noche cayó y Jungkook yacía dormido a su lado boca abajo, con el semblante relajado una ligera sonrisa en el rostro. La luz de la luna hacía que su espalda desnuda mostrara un tenue brillo.
—Todo tú eres hermoso.—susurró Jimin acariciando su cabello.—Perdóname cariño, perdón por hacer esto, tal vez luego me odies, pero estamos en una situación bastante complicada y yo no quiero hacer más grande tu sufrimiento. Lo intento, pero incluso si mi padre no me dice mucho, puedo sentir que esa bomba de tiempo que tiene bajo su mando, explotará pronto y quiero lastimarte lo menos posible.—un par de lagrimas cayeron de sus mejillas y las limpió jalando una de las sabanas enrredándosela en la cintura.—Te amo tanto, mi lindo Jungkookie. No tengo certeza de nada, ni de nuestro destino y me aterra pensar en todo lo que está por venir, pero me tragaré mis miedos para papá y para tí porque si nuestro tiempo está contando, entonces, quiero ser feliz hasta el último minuto.
Acarició por última vez la mejilla de su amado para después levantarse de la cama a buscar algo de ropa, pero se decidió por la camiseta de Jungkook, que se encontraba tirada en el suelo por la rapidez en la que se quitaron las prendas.
Bajó lento las escaleras hasta llegar al despacho de su padre, necesitaba saber más de quienes tal vez le arrebatarían todo.
Este capítulo es en el pasado por si no se entiende mucho, jajaja.
Hola, lamento la tardanza, estuve ocupada y como dije en mi tablero, me corté un poco el pulgar y dolía teclear.
Melissart🌌
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Tinta Negra
FanfictionJimin es hijo del jefe de una de las mafias más grandes de Corea. Jungkook es su novio, con el que ha estado saliendo por tres años. Durante todo este tiempo le ocultó la verdad por miedo a involucrarlo. Todo da un giro de 180° cuando una mafia enem...