𝙽𝚘𝚝𝚊𝚜 𝚢 𝚌𝚊𝚛𝚝𝚊𝚜

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Notas que fueron escritas por Jimin y el doctor antes de escapar.

"Nos escuchan, sígueme la corriente".

"¿De qué hablas? ¿Estás seguro?".

"Dejé un rastro de arena bajo la puerta ayer antes de irnos, hoy al entrar noté que estaba esparcida desordenadamente, si no eres ni yo, te puedes hacer una idea".

"Entiendo".

"Toma todo lo que consideres importante y no dejes de hablarme, tengo idea de que hacer, confía en ".

El plan sonaba mucho más simple de lo que era, solo debían deshacerse de Sang para ver caer al hombre encima de la pirámide en la que habían intentado escalar durante tantos meses

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El plan sonaba mucho más simple de lo que era, solo debían deshacerse de Sang para ver caer al hombre encima de la pirámide en la que habían intentado escalar durante tantos meses.

Yoongi nunca en su vida había pasado tanto tiempo frente a una computadora haciendo algo productivo e ilegal, pero el esfuerzo valía la pena y la cárcel, después de todo su gran amigo de internet le dijo que cancelaría todas sus deudas.

Un sueño para muchos, pero casi una realidad para Min Yoongi.

Aún así, su amigo no era una moneda de oro, lo había dejado en claro cuando le comentó muy casualmente que deberían volver a su peligroso trabajo.

—No estás hablando en serio.—dijo incrédulo, pero al notar que este no lo negó, cayó en cuenta de que tal vez su vida si acabaría siendo miserable.

A los veintinueve años tenía una carrera universitaria trunca, bastantes problemas financieros, un pequeño cuarto alquilado, trabajos de medio tiempo y mucha soledad.

Ser hijo único y huérfano a los quince años, solo fueron sus primeras desgracias.

Al morir sus padres no le quedó ni una casa a donde llegar. Gracias a las deudas que le dejaron, la casa fue vendida y él junto a sus pocas pertenencias y centavos en el bolsillo llegaron a un albergue del estado hasta que cumplió la mayoría de edad.

En algún momento le fue relativamente bien, lo intentó, pero simplemente el vaso se llenó, rebalsó y cayó sobre él.

Desde entonces se dedicó a sobrevivir, pero el vacío en su interior creció y solo pudo encontrar paz tras una computadora donde olvidaba su vida miserable por horas que terminaron por hundirlo en la podredumbre.

Le debía a todo el mundo si es que al Diablo tal vez la vida también le debía.

—Prometo que si salgo ileso, me esforzaré por tener una vida mucho más agradable.

—No exageres.—murmuró Hoseok.

—Eres un niño rico y privilegiado, no tienes derecho a opinar.

Tinta NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora