𝙼𝚎𝚗𝚝𝚒𝚛𝚊𝚜 𝚍𝚘𝚕𝚘𝚛𝚘𝚜𝚊𝚜

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—¿Qué?—El rostro del menor se desfiguró completamente.

—¿Mmm? ¡Oh, entiendo! Estás desorientado.—Tal vez ni se había enterado de quién era, pero ¿realmente olvidó su voz? O es que ¿el embarazo también cambia el tono de voz?

Imposible.

—¿Qué está sucediendo?—preguntó exasperado—¿Quién eres tú?

Los primeros meses pensó mucho en su reencuentro, seguramente podrían reconocerse y todo volvería a ser como antes.

Quizás demasiado romántico, tal vez un poco nostálgico, pero sería lo más hermoso que vivirían.

Si, eso pensó hasta que poco a poco se le fueron agontando las esperanzas y la luz se perdía más y más en ese túnel de oscuridad en el que caminaba.

Claramente también hicieron efecto los cambios de humor en el embarazo y la culpa de haberle ocultado semejante noticia le corroía por dentro.

El tiempo pasó e inició la etapa del odio a todo ser exista en esta tierra y tenga vida. Como consecuencia, también lo odiaba de vez en cuando a él.

Entonces, su emoción por verlo de vuelta quedó a un lado y su deseo de venganza hacia Gang SiWoo gobernó sin una sola objeción.

Jimin estaba seguro de su amor por Jungkook y es por esa razón que volvió por él, pero simplemente un hijo de su sangre era un tema delicado.

Un completo infierno, el niño parecía estar en clases de zumba cada día por diez horas seguidas y los antojos jamás se fueron. El dolor de pies, de manos, la hinchazón y los cambios hormonales no eran su mejor compañía.

En ese momento tenía al culpable de su dolor en el asiento trasero, definitivamente no reaccionaría con felicidad después del golpe que le dio en la cara.

Aunque no supo que se trataba de Jimin y a decir verdad, este lo atacó primero.

No tenía justificación alguna para desear estrangularlo, pero lo hacía porque después de todo, era el padre de su hijo y aunque no se hubiesen visto en seis infinitos meses, confianza había de sobra o no habrían concebido ni un rábano.

—No se si sentirme decepcionado por lo que acabas de preguntar.—respondió herido.—Me has buscado incansablemente y olvidaste todo de mi. ¿Qué se supone que deba hacer ahora?

Jungkook palideció al entender de quien se trataba y mucho más por el derechazo que le dio hace unos minutos.

El mayor estacionó el auto en algún lugar abierto parecido a un campo militar con una larguísima pista.

—Si no me amas más, bájate y camina a casa.—declaró dando un golpe al timón.—No mires atrás. Solo vete.

Esto no era la definición de reencuentro romántico que Jungkook también había soñado.

Su cuerpo se congeló por un segundo y al siguiente reaccionó con rapidez bajándose del auto y dirigiendo su atención a la puerta del piloto. Al llegar tocó fuerte hasta que este le abrió y lo tomó del brazo sin un poco de delicadeza, logrando unos cuantos quejidos del mayor.

Cuando este por fin estuvo fuera del coche, Jungkook lo tomó con fuerza entre sus brazos, por un momento pensó que era un sueño, que seguía en la mansión Park, pero su corazón le gritaba que no era más una fantasía.

Tinta NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora