—¡Sang! ¿Dónde están los datos de la investigación del grupo Tsun?—preguntó el General Inspector.
El hombre titubeó un poco antes de hablar, entre los documentos que se habían perdido gracias a ese supuesto virus, también estaban los archivos de una de sus investigaciones vigentes, más importantes.
—Señor, ese virus en las computadoras ha perdido información importante. Le comuniqué el caso para poder traer a un técnico que nos ayude a arreglarlo.
El viejo frunció el ceño, su mirada penetrante hacía que el menor sudara y deseara salir corriendo del lugar.
—¿Cuántos años tienes ejerciendo esta profesión, Sang?—preguntó y este se rehusó a contestar por unos segundos, pero no tuvo opción.
—Trece años, señor.—deseaba que terminara de una vez, pero este solo era el inicio de un gran sermón.
—Entonces, creo que sabes como se manejan estas situaciones. ¡No puede ser posible que simplemente me des esa estúpida excusa! ¡Mierda, Sang! ¡¿No razonas?! ¿Crees que porque te va bien, harás lo que se te de la gana? Que te quede claro que para mi no eres más que un peón desechable y puedo sacarte de aquí a patadas cuando se me de la gana.
Ese hombre era tan déspota, tinaro, opresor y abusivo que a todos en Central los tenía cansados, si pudiesen probablemente ya lo habrían desaparecido, pero para la mala suerte de muchos, tenía más garantías para su vida que un político.
Un señorón que seguramente tenía muchos negocios turbios que nadie conocía porque los escondía tan bien como su asquerosa personalidad.
—¡Qué carajos esperas! ¡No te daré más que veinticuatro horas para obtener todos los archivos! O juro que...—palmeó su mejilla con supremacía.—...sufrirás las consecuencias.
Una de las mayores razones por las cuales Sang deseaba sobresalir con desesperación, era para hacer que el General se tragara cada una de sus palabras, pero incluso teniendo el record de investigaciones exitosas, no era suficiente.
El viejo no se conformaba con nada, fue capaz de vender su honor como detective de Central solo por tener un poco de paz, pero no funcionó y ahora que él también tenía una especie de garantía, tal vez sería más facil despedirse del General para siempre.
—Te humillaré tanto antes de morir, que no te quedarán ganas de ser tan asqueroso en tus siguientes vidas.—soltó entre dientes mientras se dirigía a su oficina.—¡Chong, Yang!—gritó al llegar y estos corrieron a su encuentro.
—Señor.—respondieron al mismo tiempo.
—Traigan al mejor técnico ahora y quiero un café en mi oficina.
—Si señor.—volvieron a responder para darse la vuelta. Caminaron un par de metros mientras se ponían de acuerdo en quien haría la llamada y quien el café, pero se detuvieron de inmediato al escuchar a su jefe nuevamente.
—Díganle a Yu que venga a mi oficina.
Los dos asintieron y Sang entró a su oficina cerrando la puerta tras él.
Unos minutos después, el mencionado ya se encontraba ahí.
—Te gritó el vejestorio seguramente.—dijo sentándose en una silla cerca al escritorio del contrario.
—Ese maldito me tiene harto. No lo soporto un minuto más aquí.—se quejó jalándose los cabellos.
Yu sacó su teléfono y comenzó a buscar algunos mensajes.
—Pero, ¿Cómo pudo entrar virus?—preguntó pensativo.—Y no solo en la tuya. Si hubiese sido así, podría tener la hipótesis de que ves porno en el ordenador.—bromeó.
—Muy chistoso, pero ese maldito muñeco de porquería se está comiendo la información y no es como si le pudiese decir al jefe: ¡Es culpa del Chibi! Y entonces me perdone la vida.
—Estamos jodidos.—confesó el menor—Por cierto, Fenix me contactó. Dijo que su jefe está muy, muy molesto y tiene ganas de descuartizar a alguien. El rubiecito sigue perdido y según entendí, le han tratado de seguir los pasos, pero es escurridizo y siempre escapa. Con decir que lo buscan como requisitoriado en todo el país.—comentó.—No se que hizo él o su padre, pero debió ser algo bastante grave como para que Choi mande a toda su gente a buscarlo con desesperación. Por lo pronto, nosotros cumplimos con nuestra parte, solo debemos esperar nuestra comisión y vigilar a Jeon.
—¡Mierda! Eso es, fueron ellos. Te dije que los Kim y ese mocoso tenían algo en mente. Maldita sea.—seguramente ellos eran los culpables de todo esto.
—¿De qué hablas? El tipo está deprimido y golpeado. No creo que tenga ganas de hacer absolutamente nada.
—NamJoon y Jin pueden haberlo ayudado.
Despertó por el fuerte sonido de la alarma en su oido.
Se incorporó en la cama y revisó bajo sus frazadas algún rastro de sangre. Ee eso se trataba todo ahora, rezar por no despertar sangrando, rogar que todo salga bien y pedir por un poco de felicidad.
Eran a penas las siete de la mañana y se levantó con difícultad para dirigirse a la cocina, se preparó un desayuno bastante consistente, fue a bañarse y cambiarse de ropa.
Esta era la primera vez que dormía profundamente, ya que, incluso en sus sueños todo era dolor, sangre y persecución.
Se sentía tan mal por no poder cuidar de si mismo adecuadamente, pero tenía en claro que no habría un futuro si no hacía todo esto.
Jamás pensó que este sería su destino, todo era cruel, sus ilusiones caminaban en la cuerda floja, pero aún cuando creía estar perdido, tenía razones para seguir adelante.
Nunca le gustó la palabra esperanza, él siempre se consideró una persona segura de si misma, pero no podía evitar pensar en esa palabra cuando se sentía solo, roto y cansado.
Hola, seguramente pensaron que me atrasaría de nuevo, pero aquí estoy.
Muchas gracias por esperar.💕
Melissart🌌
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Tinta Negra
FanfictionJimin es hijo del jefe de una de las mafias más grandes de Corea. Jungkook es su novio, con el que ha estado saliendo por tres años. Durante todo este tiempo le ocultó la verdad por miedo a involucrarlo. Todo da un giro de 180° cuando una mafia enem...