𝘌𝘭 𝘮𝘰𝘳𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘭𝘶𝘮𝘰𝘯𝘦𝘴 ▸ 𝘴𝘩𝘰𝘸𝘬𝘪

《𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘂𝗻𝗼》

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Aquel blanquecino de cabellera pelicafe, caminaba sobre los ruidosos pasillos de la universidad, donde se dirigia a su primera clase del día. Sus pequeñas manitas sostenían las cuerdas de su mochila de tonalidades pasteles, mostrando una gran sonrisa en su rostro; pues justo el día de ayer, le habían llegado los nuevos plumones limitados de London. Moría por estrenarlos, emocionado al tan solo imaginar como adornaría sus próximos apuntes.

Al entrar a su salón, pudo notar todo el desastre que se había creado tras la ausencia de su profesor, el cual llegaría en aproximadamente unos 15 minutos para comenzar con la clase. Su mirada recorrió cada parte del aula, sonriendo satisfecho en cuanto notó que aun no llegaba aquel chico de tez bronceada y cabellera azabache, quien sabía más que a la perfección cómo sacarlo de sus casillas con una simple sonrisa burlesca.

Son Hyunwoo, un chico desastroso que se la pasaba en detención por su mala conducta, inclusive teniendo la edad suficiente como para comportarse de una forma más madura, o al menos eso es lo que pensaba el blanquecino. A Kihyun realmente le fastidiaba,sobre todo porque siempre se burlaba de él apodandolo como: "el morro de los plumones". No era de extrañarse que fuese nombrado de esa forma, sabiendo la cantidad de colores y marcadores que llevaba consigo; sin embargo, le molestaba el hecho de que fuera justamente Hyunwoo quien se lo diga.

— Es una gran oferta, llévate estas takis fuego por 20 pesos, y te llevas aparte dos picafresas.

Exclamó el chico de tez lechosa y cabellera rubia, mirando a su víctima más frecuente y esperando a que el contrario nuevamente caiga en sus estafas. Lee Minhyuk, es conocido por vender dulces, frituras e inclusive comida, así como también lo es por sus famosas estafas al vender; sin embargo, nadie le decía nada, y la razón era sencilla, era el único que vendía en clases, y alguno siempre tenía antojo de algún dulce mientras estudiaban, así que simplemente preferían comprarle; ademas, Minhyuk era una persona demasiado carismática, logrando robar tu corazón con tan solo intercambiar algunas palabras, por ese motivo y otros, los alumnos frecuentaban comprarle, incluso si no iban a su misma clase.

Lee Hoseok, un chico de cabellera azul y tez pálida, miraba al vendedor con un leve puchero, llevando su dedo índice a su mentón y pensando en la oferta que Minhyuk le estaba ofreciendo en estos momentos. Sus labios rosados estaban fruncidos, y su cuerpo era meneado con un poco de inseguridad y timidez, pensando seriamente en si debería comprarle o simplemente esperar al receso.

— Pero,mi mamá solo me dio 20 pesos, y no traje el dinero que gane ayer en mi trabajo. — Explicó, aunque también sabía que en las tiendas de la universidad, salía más caro comprar sándwich.

— Pues, con madre, mijo, a mi solo me dan 10 pesos para el camión. — Alzó sus hombros sin gran importancia. — Es una buena oferta, deberías agradecer que te estoy descontando. — Frunció su ceño al igual que sus labios. — Además, estas Takis. — Apuntó. — No son cualquiera, son las más deliciosas que vas a probar, incluso tendrás dos picafresas.

Termino de hablar, buscando miles de pretextos para que de esa forma Hoseok pudiese comprarle. Fueron pocos los minutos para que el contrario cediera, pues tras haberlo pensado mejor, no era una mala idea; ya que si bien comprarle a Minhyuk era más caro que comprar en las tiendas de la universidad, al final no terminaba por completar muchas cosas, y lo mucho que podía comprar con 20 pesos, era exactamente unas frituras; así que resultaba mejor si más aparte tuviera dos picafresas. Saco el dinero de su billetera, extendiéndoselo al pelirubio para después recibir su compra.