《𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗰𝘂𝗮𝗿𝗲𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗲》

553 62 29
                                    



Tomados de la mano,lanzaron aquellos gorritos universitarios hacia el aire,escuchando algunos gritos de emoción y aplausos orgullosos. El pelinegro,dirigió su mirada hacia uno de los asientos que estaba frente al pequeño escenario,visualizando a su hermosa madre quien lo miraba con una sonrisa orgullosa. Finalmente se habían graduado,y lo mejor de todo es que al final se graduaron con buenas notas,quizás por la unión de un pequeño blanquecino mandón y de mal carácter,oh,y qué también estaba obsesionado con los plumones.

Kihyun miró hacia los invitados,sabiendo más que a la perfección que no vería a sus padres,no obstante,a lo lejos pudo ver a su madre mirándolo con ciertas lágrimas en sus ojos. No quizo mirarla por más tiempo,pues eso significaría correr a su brazos para pedirle un perdón que no merecía. Con ojos humedecidos,posicionó su mirada en otra persona  donde la tristeza abandonaría su corazón;no hacía falta aclarar de quien se trataba. Hyunwoo comprendió todo,y simplemente apretó su mano dedicándole una cálida sonrisa.

— Ya nos graduamos. — Murmuró él tez bronceada,llevando sus manos hacia aquella pequeña cintura que tanto le tentaba.

— Por fin. — Respondió aquel acto de cariño llevando sus brazos hacia el cuello del contrario. — ¿Que harás después?.

— Mmm,conseguir un empleo. — Acaricio su cintura,comenzando a menearla junto a la suya. — Comprar un departamento y un carro para mamá. — Dejó un corto beso en sus labios. — Y casarme contigo. ¿Yo también estoy en tus planes?.

— Obviamente.

Respondió con sinceridad,soltando una que otra risa cariñosa dejándose mimar por su novio. Estaba emocionado,ya no solo porque finalmente habían conseguido graduarse,si no porque el echo de pensar en el casamiento le generaba ciertas mariposas en su vientre. Quería casarse con Hyunwoo,pero pensar en que todo termine como el matrimonio de sus padres,le hacía sentir incomodidad y tristeza. No quería ser lo mismo que ellos,y eso le generaba cierta inseguridad.

Quería darle lo mejor a su novio,así como él se lo daba. Pero,¿por qué sobre pensarlo todo siempre?. Tenía que entender que él no era igual a sus padres,y que tenía a una increíble persona a su lado,que lo ayudaría entrar en razón cuando sienta que pierde la cordura.

— ¡Oigan,como hoy es un día especial,los mazapanes están a 15 pasitos,llévele,llévele!,¡promoción solo hoy porque mañana estarán a 20!. ¡También tengo taquitos de canasta,50 la orden!.

Nuevamente,Lee Minhyuk se encontraba vendiendo. Algunos padres de familia se acercaron a él,algunos indignados por el excesivo precio,pero que sin embargo,no pudieron rechazar aquello y menos cuando se veían tan apetitosos. Aquel grupo reía por las ocurrencias del pelirubio,pero no pudiendo evitar el sentimiento lindo que tenían hacia a él.

Nuevas aventuras comenzarían de ahora en adelante,ya nada sería igual y ahora tenían un rumbo que seguir. Cada uno tenía sus propios planes,y entre amigos se apoyarían en cualquier circunstancia que cruce en sus caminos. No podían evitar encontrarse algo sentimentales mientras bebían en aquel bar por su festejo,recordando algunas cosas que vivieron juntos.

— Sigo sin olvidar cómo se detestaban a muerte. — Recordó Jooheon apuntando hacia él blanquecino y tez bronceada,quienes sólo apartaron sus miradas algo avergonzados por el inexplicable odio que se tenían.

— Yo sigo sin superar que Minhyuk se haya robado mi plumón marrón.

— Agradéceme,desgraciado,si no fuera por eso tú y shownu no se hubieran abrazado,ya que después de eso estaban muy tímidos. Llámenme el Dios cupido. — Se alago, con una sonrisa orgullosa. Fue en ese momento donde ambos nombrados agradaron sus ojos con sorpresa.

𝘌𝘭 𝘮𝘰𝘳𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘭𝘶𝘮𝘰𝘯𝘦𝘴            ▸ 𝘴𝘩𝘰𝘸𝘬𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora