《𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲 》

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Hyunwoo, dejó caer su rostro en la mesa de mármol blanco con frustración, su mano diestra ya no aguantaba más de tanto escribir; y su cuerpo comenzaba a pedirle un descanso. El día viernes ya había llegado, y no iban tan adelantados como creían, pues cuando pensaban que ya no había nada por nombrar, resultaba ser que le faltaban mencionar otros temas importantes; y a cómo iban, dudaban que lo acabarían todo el día de mañana para ir a la fiesta.

Kihyun, notó como sus compañeros seguían trabajando a pesar de estar cansados, pues ya eran las nueve de la noche y llevaban aproximadamente cuatro horas sin detenerse. Mordió su labio inferior, sintiendo un poco de pena pues por un momento le recordó a él mismo, esas veces donde él también pedía un descanso pero no lo obtenía. No quería que ellos se sintieran igual, por más sentimental que sonara.

— Tomemos un descanso.

Dijo él blanquecino en un suspiro, ahorrándose sus pensamientos pues sus compañeros lo molestarían, o dirían cosas sentimentales que él prefería no mencionar por simple orgullo. Los demás se sintieron aliviados al escuchar a Kihyun, soltando unos cuantos suspiros y comenzando a estirar sus cuerpos para disminuir la tensión en estos.

— Tengo mucha hambre.

Susurro Hoseok, acariciando su barriga y formando un leve puchero en sus labios. Todos imitaron el mismo acto del peliazul puesto que aún no habían cenado, y podían escuchar sus tripas rugir. No habían comido desde hace unas horas, y sus cuerpos ya comenzaban a exigirles un poco de comida, así que no podían ignorar aquellos llamados.

— ¿Compramos tacos o qué?

Propuso Shownu, estriando su cuerpo para quitar la tensión en el. La idea pareció convencer a todos, pues se habían levantado con gran entusiasmo, y obteniendo energías al saber que finalmente comerían algo sabroso. Nada que unos buenos tacos de la esquina no puedan solucionar.

Salieron de la casa de Kihyun para dirigirse a un puesto de tacos que quedaba aproximadamente a dos cuadras, por lo que no fue mucho el tiempo que necesitaron para llegar allí. Era un puesto como cualquier otro, con algunas mesas de coca cola en la vereda para no estorbar en la calle, y un carrito mediano donde se preparaban aquellos deliciosos tacos.

— Dos campechanas, una orden de bistec, dos gringas y dos órdenes de trompo, por favor.

Pidió Jooheon por los demás, pues ya les habían informado lo que cada quien quería. Los chicos se sentaron en una mesa cualquiera, con un logotipo de coca cola en el centro. Todos miraban a sus alrededores, memorizando las calles pues no conocían muy bien por estos rumbos, pero al parecer parecía un barrio calmado y pacifico, así que se sintieron cómodos y esperaron tranquilamente por sus comidas.

Algunos trataban de entablar una conversación, principalmente los que más solían platicar, y uno que otro le respondía.

— Yo te picho los tacos, nene.

Dijo Jooheon, tratando de sonar coqueto y dedicándole una sonrisa provocativa al tez morena, quien solo había rodado sus ojos y apartó su mirada de él, negándose a mirar esa escena. Por más que quisiera entender al pelirrojo, no podía, no era capaz de comprenderlo pues no sabía en qué momentos hablaba en serio o no; de hecho, él se ha preguntado, ¿Jooheon ha hablado en serio alguna vez en su vida?, no podía evitar cuestionárselo, y realmente deseaba saber en qué ocasiones le decía la verdad.

𝘌𝘭 𝘮𝘰𝘳𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘭𝘶𝘮𝘰𝘯𝘦𝘴            ▸ 𝘴𝘩𝘰𝘸𝘬𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora