Park JiMin es un omega que está locamente enamorado de su alfa pero se da cuenta de la peor manera que éste no era lo que él pensaba descubriendo así que le era infiel.
El omega queda destrozado pero con ayuda de su mejor amigo buscará recuperarse a...
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El alfa se encontraba más que ansioso, no sabía que ropa ponerse si quiera, había sacado un par de cambios, pero nada le convivencia por completo, quería verse guapo, pero no quería usar algo muy exagerado, quería que pareciera una salida casual.
Después de un rato pensándolo y probándose un par de conjuntos, se decidió por algo informal, justo como se vestiría para ir a cenar con un amigo o con su hermano, no quería asustar al omega bonito y verse pretencioso, quería invitarlo a salir pero quería que se viera como algo que surgió de repente, no cómo algo en lo que se la pasó pensando todo el día, aunque así fuera.
El pálido se había dado cuenta que JiMin actuaba mejor a su lado cuando él se comportaba de manera más natural, cuando era, más él, sin intenciones de querer quedar bien o algo parecido.
Porque después de la plática que tuvo con su familia el otro día mientras cenaban, había decidido que tenía que poner manos a la obra, quería ser más cercano al omega de mejillas abultadas y no había mejor manera que buscar él mismo esa cercanía, además en esta ocasión ya no corría el riesgo de ser golpeado en su intento de invitarlo a salir, puesto que ir a comer o cenar como amigos era algo muy natural ¿No?, y más por qué el omega ya le había dicho que ellos lo eran, y sí además contaba el beso que el chico de ojos azules le dió la noche anterior, del cual aún podía sentir claramente esa calides en su mejilla cuando recordaba como esos suaves labios habían sido tan osados en impactar contra su pómulo, sin duda eso era un indicio que lo alentaba a ir por más.
YoonGi sin duda quería más de eso, de su aroma, de su sonrisa, de su presencia, de su compañía, de su voz y con suerte de otro beso de Park JiMin.
Además no podía retractarse con su decisión de invitarlo a salir, porque ya le había comprado una rosa con la anciana, tan bella cómo las que solía dejarle en la entrada de su casa, porque hoy sería el día, hoy se animaría a dársela él personalmente, solo esperaba que Jimin lo tomara de buena manera y no lo rechazara nuevamente.
Por lo que con una sonrisa marcando sus labios y el nerviosismo al tope se empezó a desvestir y se metió a bañar para estar listo e invitar al precioso ángel a cenar. Esperando no ser rechazado en el intento.
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