Capítulo 2

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Tercera actualización del día

-👻-

De repente parecía que el wisp del amor andaba entre los fantasmas, porque Jungkook miraba parejas por todos lados. Era normal a su edad querer encontrar pareja, sus padres se habían conocido a esa misma edad y muchos años después adoptaron a Jungkook y a Taehyung de la fuente de nacimiento.

Era la historia más romántica que hubiera escuchado jamás. Ese día había llegado sólo a casa y su hermano había salido emocionado a recibirlo, obviamente esperaba ver a Namjoon, pero Namjoon tenía tareas que hacer ese día, así que no pudo ir. Eran esos detalles los que le recordaban a él que estaba solo y que no era lo suficientemente valiente como para hablarle a la fantasmita que le gustaba.

Llegó a su habitación y se quitó la sábana blanca lanzándola a un lado. Jungkook ya era considerado un fantasma adulto jóven. Aún iba en sus primeros años de estudios universitarios y esperaba sacar literatura fantasmal, aunque no estaba seguro de cómo le iría, porque el género del terror era un problema para él. Todas las historias de humanos lo asustaban demasiado. Pero aún así, se decidió y comenzó su carrera, pensando que después vería cómo haría para llevar las clases de ese género.

Su piel era lisa y transparente, algo azulada, como la de todos los fantasmas, y sus ojos eran blancos, con pupila blanca brillante. Su cabello era lacio, también azulado y su cuerpo era bien formado, era un fantasma saludable. Normalmente estos detalles solamente los conocían tus familiares, porque todos usaban sus sábanas para salir en público, estas solo tenían dos agujeros donde podías notar los ojos blancos de los demás y un agujero para la boca, para poder hablar tranquilos.

Para lucir mejor, muchos adornaban su sábana, con dibujos o bordados, también a veces se ponían grilletes, pues los pies eran los únicos a la vista. Entre más grandes los grilletes mejor, o, al menos así decían algunos.

Jungkook no hacía nada de ésto, él solamente existía, estudiaba y a veces se metía en problemas por culpa de su hermano, Yoongi o Namjoon. No pasaba nada más interesante, y ya tenía ochocientos años. A éstas alturas creía que su vida iba a ser así hasta que su vida fantasmal acabara.

Solitaria y aburrida.

Una llamita se encendió a su lado.

─ Bueno, al menos me quedas tú mi adorado wisp.─ Dijo tomándolo con sus manos.

Se levantó de su cama, pues debía prepararse para ir a clases. No es que tuviera que hacer demasiado, solamente escogió una de sus tantas sábanas blancas y se la colocó encima. Atravesó la pared para llegar rápidamente por su delicioso desayuno de la comida más podrida de la ciudad.

Su madre se esmeraba en encontrar lo mejor de lo mejor.

─ ¿Listo, Jungkook? ─ Preguntó su madre.

Hoy sus padres usaban sábanas separadas, probablemente tendrían cosas que hacer.

─ ¿Para qué? ─ El fantasma la miró confundido.

─ Ah, Yoongi dijo que intentarías hablar con una linda fantasmita. ¿Quieres algunos consejos?

Yoongi... Jungkook debía pedirle a su wisp que le quemara la sábana a Yoongi, si eso haría.

─ Eh... no ma, estoy bien así. ─ Dijo Jungkook.

─ Vamos, no hay nada de que tener pena con tu madre. ─ Le dijo la adulta y flotó hasta sentarse en el asiento de al lado. ─ Dime, ¿Tiene una sábana bonita?

Jungkook suspiró.

─ Si... ella hizo un bordado muy bonito, pero es que no entiendes madre, ella es muy popular y yo soy... bueno ya sabes cómo soy. ─ Le dijo él.

Boo! |Junghope|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora