2. Miradas

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ALVARO

Llegar tarde a la escuela se ha convertido en mi especialidad, y desde que mi novia desarrolló una obsesión por desayunar lo mismo cada mañana en la cafetería más famosa de North Hill, esto se ha vuelto aún más habitual. La fila en ese lugar siempre es interminable, fácilmente se extiende por dos cuadras. Por eso, suelo madrugar para no perderme demasiado de la primera hora de clase. Sin embargo, hoy estuve un poco distraído por quien estaba en mi cama esta mañana. Todavía puedo sentir su perfume impregnado en mi piel, lo que me hace estremecer.

Ya la primer hora debe haber comenzado, pero no me afecta mucho perderme clases ya que soy bastante bueno en la escuela y también tengo ciertos beneficios por ser el capitán del equipo de fútbol. Odio cuando los idiotas del equipo se sienten superiores por poder hacer lo que quieran por el simple echo de ser deportistas. Yo jamas me aprovecho de ese puesto, salvo todas las mañanas.

Podría decirle a Ainhoa que hoy no conseguí su desayuno, que por primera vez fallé en nuestra rutina, pero tendrían que ver su cara cuando le entrego su muffin favorito. Además, la forma en la que lo come es única: como una pequeña rata bebe. Mientras yo devoro el mío en dos segundos, ella lo parte en pedacitos y lo va disfrutando lentamente, bocado a bocado. Su felicidad con la comida me provoca una ternura increíble.

Nuestra relación comenzó hace un año y medio aproximadamente. La verdad es que la veía como una chica inalcanzable para mi, y no por no tener autoestima, si no porque justamente sentía que me veía como el idiota del capitán de fútbol pero por suerte Zeke,mi mejor amigo, le saco información y ella le menciono que yo era el único con cerebro del equipo y que era bastante guapo, obviamente eso me subió el ego por las nubes. Luego comenzó el plan para acercarme a ella, ya que no somos del mismo circulo de la escuela, por ende no seria fácil.

Llegó el día de invitar a las chicas al baile, y no dudé en hacerlo, pero decidí hacerlo en privado, lejos de las miradas de toda la escuela. No porque no quisiera una declaración pública, sino porque sabía que ella era reservada y le incomodaban esas situaciones. Así que nos metimos en el cuarto de limpieza, y entre trapos sucios, muy romántico, le pregunté si quería ir al baile conmigo. Su reacción superó todas mis expectativas: se colgó de mí, enroscando sus piernas alrededor de mi cintura, y me dio un beso cálido y pausado, terminando con un abrazo fuerte. En ese momento supe que me decía que sí, no solo al baile, sino también a ser mi novia.

Salgo de mis pensamientos y me doy cuenta que ya estoy dentro de la escuela, caminando por el pasillo.

Otro detalle de mi es que soy bastante distraído y suelo perderme en mis pensamientos.

Suena el timbre y por un segundo creí que había llegado bien a clase, pero cuando veo salir a todos de los salones, me doy cuenta que en realidad ya había terminado la primera. Luego tendré que hablar con el profesor.

—¡Mi amor! —escucho un grito detrás de mi.

Me doy la vuelta y la veo a Ainhoa corriendo hacia mi intentando que no se le caigan todos los libros y cuadernos, mientras trata de colocarse bien la mochila en su hombro.

—Justo pensaba en ti, ¿por qué llegaste tan tarde? —dice cuando llega frente a mi.

—Quizá porque una dulce chica me pidió un desayuno que siempre cuesta una hora de mi vida, y una sonrisa de ella —le doy su bolsa y su café.

—Te amo, eres el mejor de todos —se acerca y me da un corto beso en los labios.

—Tengo una idea —ella asiente escuchandome —¿Por qué no vamos a almorzar algo rico cuando salimos de la escuela? Lo que tú prefieras.

Pude haber sido yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora