22. Confesión

122 4 3
                                    

ALVARO

Es increíble lo celoso que estoy en este momento.

Hace apenas diez segundos, Ainhoa me miraba esperando que la saludara, y ahora la veo tomando del cuello al chico nuevo. Esto no podría empeorar más.

Aún tengo dolor de cabeza desde el sábado por la mañana. Bebí tanto alcohol la noche del viernes que, además de sentirme mal, no recuerdo nada de esa noche, salvo el lío que armé con Ainhoa, mientras estaba con la chica más guapa de la escuela. No niego que estuve bien con ella, pero solo me distraía para no pensar en Ainhoa y cuestionar si mi decisión había sido la correcta. Si no sintiera algo por Aaron, no la vería casi besándose con él.

Dios.

A veces me arrepiento y quiero llamarla para preguntarle cómo está o pedirle que volvamos. Otras veces creo que evitar salir lastimado y anticiparme a que ella esté con él, ahora que está conmigo, fue la mejor decisión. Era algo que no quería sentir. Me sentiría no solo poco valorado, sino totalmente decepcionado y traicionado. Aunque ahora no estoy seguro si esta impotencia que siento es mejor o peor.

Aún tengo el ojo morado por el golpe que me dio Aaron en la fiesta. Recuerdo poco de lo que pasó, pero supongo que, como su objetivo es conquistar a mi exnovia, querría darme una lección. Aunque debo admitir que un poco me lo merecía.

Me sacan de mis pensamientos Zeke, que me sorprende por detrás.

—Casi me matas del susto.

—Lo siento, hermano—levanta las manos en señal de disculpa—. Solo quería asustarte un poco.

—Ya me di cuenta—revuelvo su pelo con la mano y comenzamos a empujarnos como niños.

—Deja mi hermoso cabello, ¿quieres?—dice con tono dramático.

—Deja de hacer escándalo, que todos nos están mirando.

—Todos nos están mirando por mi victoria en la fiesta—se lame los dedos y se peina las cejas de forma cómica.

—Es cierto, al fin besaste a India.

—No puedo creer que haya cedido—se nota realmente feliz.

La relación entre Zeke e India es una de las más intensas que conozco. Zeke lleva tiempo detrás de ella, mientras que ella aparenta no sentir nada, aunque todos sabemos que es lo contrario. A India le gusta sentirse especial y deseada, así que juegan a este juego consensuado que, mientras ninguno resulte herido, es divertido de ver.

—¿Vas a decirle lo que sientes realmente?—le pregunto, pasando el brazo por sus hombros.

—No quiero que esto que tenemos se arruine—se encoge de hombros.

—Lo único que quiero es que ninguno se lastime si está con otras personas.

Zeke se queda mirando al frente en silencio.

—Pensarlo me vuelve loco, quiero que sea solo para mí—hace una breve pausa y me mira—. Pero no quiero limitarla.

—Si estar contigo la hace sentir limitada o le provoca deseos de estar con otra persona, lo mejor es que no esté contigo—niego con la cabeza—. No merece lo que sientes por ella.

—Wow—me abraza en medio del pasillo—. Casi me haces llorar, hermano.

—Suéltame, que todos nos están mirando—lo empujo ligeramente.

—Eres un gruñón—continúa con las manos en mis hombros al separarse—. Gracias, de verdad.

—No lo menciones—nos damos un abrazo breve y un golpe en la espalda.

Pude haber sido yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora