5. ¿Dónde está Aaron?

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—Me gustas, Aaron. No te puedo sacar de mi cabeza.

—Y tú a mí, Rubia.

Estábamos por besarnos hasta que...

—¡¡DESPIÉRTATE, AINHOA!!

Me senté de golpe en la cama, con la respiración acelerada. El sol me daba de lleno en la cara, haciéndome dar cuenta de que ya era de mañana.

India me había despertado, afortunadamente de manera menos brusca esta vez.

—Me vas a matar de un susto, India. Tenemos que mejorar la táctica para despertarme de un sueño profundo.

—¿Qué soñabas? —se sienta a mi lado en la cama y deja una bandeja con el desayuno—. Me parece que no querías despertarte de ese sueño —me guiña un ojo.

—¿Qué dices? Nada que ver. Solo soñaba que teníamos un examen y que me iba mal, es todo.

—A este paso, tan errada no estás —le doy un empujón que la hace caer al piso—. Eyy... esto —me señala y luego se señala a ella misma—. Es violencia, querida.

—Sí, cómo no —pongo los ojos en blanco mientras agarro una tostada y la muerdo, aún enojada.

Después bajamos las escaleras hasta la cocina, donde dejamos todo para que lo lave mi madre. A mi pesar, ella no me deja hacer nada en la casa. Para ella, mientras cumpla con mi "deber" de terminar el colegio, no me permite ayudar con las tareas hasta que cumpla 18 años. No me quejo, pero me gustaría poder hacer algo y no sentirme como una babosa todo el día.

Mi madre es una persona muy trabajadora. Tiene una cafetería-librería donde la gente puede comprar un café y leer libros en la biblioteca.

¿No es genial?

Es una de esas mujeres que están bronceadas todo el año solo por salir a caminar. No se preocupa mucho por lo estético, pero su cabello rubio, igual que el mío, y sus ojos color miel son hermosos. Lamentablemente, yo heredé los ojos marrones de mi padre.

—Buen día, ma —le doy un beso en la mejilla.

—Buen día, señora Williams.

—India, por favor, me conoces desde los 5 años. Deja de llamarme así.

—Déjala, ma. Debes ser la única persona con la que esta chica es educada y centrada.

—Me hieres... muy, muy en el fondo —exclama India, haciendo toda una actuación dramática mientras se agarra el pecho.

—¿Ya desayunaron? —nos pregunta mi madre mientras lee el diario en la isla de la cocina.

—Sí, India se encargó de subírmelo y de despertarme de una forma súper calmada —le lanzo una mirada fulminante a India.

—Ups... —India mira a mi madre—. Te ves espléndida, Patri. ¿Estás más flaca? ¿Estás queriendo conquistar a alguien? Avísame que te ayudo.

—Pero déjate de idioteces, India, por favor.

—Solo digo, te ves bien bella —ríen ambas, súper cómplices.

Mi madre se levanta para dejar los platos sucios en el fregadero y comienza a lavar todo lo del desayuno. Luego, nos da un beso a cada una y nos despide porque tenía que abrir la cafetería. Nosotras aprovechamos para ver un poco de televisión en el sillón. En realidad, solo vemos la tele a estas horas de la mañana porque el presentador del clima es hermoso y siempre nos babeamos por él.

Noté algo raro en India. Bueno, más raro de lo normal. Estaba nerviosa, apretando sus manos y moviendo la pierna derecha constantemente.

—India, ¿estás bi...? —Intenté preguntar, pero India me interrumpió, abrumada.

Pude haber sido yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora