AINHOA
—Hey, rubia —escucho una voz detrás de mí—, vas muy rápido.
Me giro y lo veo corriendo hacia mí, persiguiéndome con una sonrisa en la cara.
—No me llamo rubia, ya te dije, mi nombre es Ainhoa, Ai-nho-a —le respondo con un tono sarcástico—. No es tan difícil, Aaron.
—Ai-nho... rubia está bien —me contesta, cruzándose de brazos con un aire desafiante.
Suspiro frustrada mientras él se ríe, tratando de disimularlo al taparse la boca con la mano, pero es obvio que se está burlando de mí.
No puedo evitar fijarme en la argolla que lleva en la nariz. Aunque no quiero admitirlo, le queda bastante bien.
—Bueno, Ainhoa, ¿qué? ¿No me vas a invitar a tu casa? —me quedo mirándolo, sorprendida.
—No entiendo a qué te refieres.
—Al trabajo de matemáticas —me dice con una sonrisa burlona—. ¿De qué más iba a estar hablando?
Vamos, Ainhoa, concéntrate, solo están en el mismo grupo para un trabajo.
Me doy cuenta de que he estado conteniendo el aire por lo que acaba de decir. Este chico apareció y me tiene totalmente desconcertada, sin mencionar su coqueteo constante en clase.
—Claaaro —le golpeo torpemente el hombro y suelto una risa falsa y espantosa—. ¿De qué más ibas a estar hablando, verdad?
Comienzo a reírme de una manera ridícula, algo que me pasa cuando miento, y al instante noto que Aaron me mira como si necesitara ayuda médica.
Carraspeo la garganta, intentando calmarme.
—Bueno, te paso mi número —estiro la mano para que me dé su celular—. Mándame un mensaje y te paso la dirección por ahí.
—¿Estás libre hoy después del almuerzo? —pregunta mientras saca su teléfono del bolsillo.
—Sí, estoy libre —agarro su celular y anoto mi número—. Nos vemos luego entonces.
Le hago un gesto de despedida con la mano y me doy la vuelta para irme, pero me agarra del brazo antes de que pueda dar otro paso. Me acerca a solo unos centímetros de él, demasiado cerca para mi gusto, considerando que tengo novio y que todos en la escuela lo saben. Cualquiera podría malinterpretar esto, cuando lo único que quiero es hacer el trabajo que nos asignó la profesora.
Sus ojos verdes me miran con intensidad, pasando de mis ojos a mi boca. Al instante, siento cómo el calor se apodera de mis mejillas. Su perfume dulce inunda mis sentidos, provocándome un leve cosquilleo en el cuerpo.
—¿Por qué siento que ya te conozco, rubia? —dice con su voz ronca.
—¿Sabes qué siento yo? Que estás demasiado cerca, suéltame.
—Ya te solté en cuanto te giraste, creo que eres tú quien no quiere alejarse de mí —murmura mientras muerde su labio inferior y me recorre con la mirada de arriba a abajo.
Es cierto, ya me soltó y yo sigo mirándolo como una boba. No es mi culpa, tiene una mirada que no me permite salir de este hechizo en el que me siento metida.
—Perdón —digo alejándome de él —Si Álvaro nos viera, no le causaría gracia esta situación —menciono nerviosa, colocando mi pelo detrás de mi oreja.
—No paso ninguna situación de que apenarse —me dice con cara extrañada —¿Quién es Álvaro y por qué tiene ese nombre tan horrible? —se ríe.
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Pude haber sido yo
Teen FictionAinhoa ha logrado superar un pasado doloroso y actualmente disfruta de una vida feliz con amigos, un novio que la ama y excelentes notas en la escuela. Pero todo cambia con la llegada de un nuevo alumno en North Hill, Aaron, cuya presencia despierta...