19. Ojos lindos

109 5 0
                                    

AARON

Cuando entro a la fiesta para buscarla, me doy cuenta de que no tiene caso lo que estoy haciendo. No puedo buscarla, y menos después de lo que pasó, o mejor dicho, lo que no pasó. Debo admitir que me asusté un poco. Mis sentimientos están cada vez más fuera de control, ya no puedo manejar lo que me pasa con ella. Quiero tenerla para mí, solo para mí, y a la vez, eso me asusta. No soy un chico para ella, voy a lastimarla, y juro que es lo último que quiero hacer: provocarle más daño.

Esto da vueltas en mi cabeza desde ese día, o quizás desde antes, pero al menos ahora puedo admitirlo para mí mismo: estoy jodido, y solo yo puedo solucionar esto.

Ainhoa ha tenido una vida muy complicada, y no quiero entrar en ella para empeorar todo, como suelo hacer siempre. No quiero eso para ella.

Mi búsqueda no tiene éxito, pero veo a alguien que podría hacerme llegar a ella. Está con Zeke, besándose. Puedo notar cómo una sonrisa se asoma en mi cara. Estos dos no sé a qué juegan, pero por mí, que sigan haciéndolo, se los ve felices.

Me acerco hasta que llego a su espalda y toco su hombro mientras carraspeo mi garganta. Él quita mi mano de su hombro y me hace una especie de seña para que me largue, sin separar los labios de India. Y como soy una persona insistente y ansiosa, sigo picando su hombro hasta que cede y se da vuelta resoplando.

—¿Qué quieres? Joder —abre los ojos bien grandes cuando me ve.

—Hey, ojos lindos —se acerca India primero y me abraza.

—¿Qué tal todo? Veo que bastante bien.

—Y no me quejo —India se encoge de hombros.

Puedo ver la cara ofendida de Zeke por el comentario de India, así que decido acercarme a su oreja.

—La tienes muerta por ti, lo sabes, ¿no? —le susurro.

—Eso quiero —me muestra una sonrisa tímida.

—Sabe que estás detrás de ella —lo tomo del hombro—. Demuéstrale que no es así y la vas a tener comiendo de la palma de tu mano.

Está muy alcoholizado, y se nota. Él solo se tambalea, palmea mi mano que está encima de su hombro, asintiendo con la cabeza, y me observa como si hubiera dado el mejor consejo del universo. No sé si es el más sano, pero India no sabe lo que quiere, y para que esto funcione, Zeke tendrá que tener huevos y no demostrarle que babea por ella. Notará que alguien le falta, y ahí irá a buscarlo.

Irónico, ¿cierto?

Creo que India y yo no somos muy diferentes.

—¿De qué van ustedes dos? —pone las manos en la cintura.

—Solo le preguntaba por Ainhoa.

—¿Por qué no la dejas en paz? —utiliza un tono amenazador.

—Si pudiera lo haría, créeme.

—Pues ve a buscarla, hombre —me apunta con su dedo en el pecho—. Pero no la lastimes más, o te las verás conmigo y esta amiguita —sube su puño y le da un beso.

—Sí, claro, me llegó el mensaje, India —digo sarcásticamente.

Me quedo unos minutos hablando con India y Zeke, no porque yo quiera, claro está, sino porque no paran de sacarme tema de conversación de cualquier cosa. Yo solo asiento con la cabeza y doy alguna que otra respuesta aleatoria, y resulta que me funciona bastante bien.

Mis ojos se mueven por todos lados en busca de Ainhoa, pero no hay señales de ella, y eso ya hace que me empiece a preocupar. Hace más de media hora que estoy aquí, y no puede tardar tanto en ir al baño o dar una vuelta.

Pude haber sido yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora