14. Atracción

122 5 0
                                    

Hola genteee ¿cómo están? AVISO que este capítulo tiene escenas +18, para el que le incomodo se lo saltea y listo.

SUERTE🤭🔥

AINHOA

Despierto de un sobresalto, sentándome rápidamente en la cama mientras mi pecho sube y baja a un ritmo frenético. Siento unos brazos rodeándome con calidez, pero sé que no son los de Álvaro.

—Tranquila, tranquila —me susurra India mientras me abraza—, solo fue una pesadilla.

Había vuelto a soñar con ese pasado que tanto me atormenta. Es doloroso admitir que muchas mujeres atraviesan situaciones similares por culpa de ciertos hombres. No generalizo, pero es innegable que enfrentamos constantes maltratos y, peor aún, la incredulidad cuando intentamos compartir lo que hemos vivido. No entienden lo que significa un "no".

Desde lo ocurrido aquella noche, nunca volví a ser la misma. A veces, me pregunto si ese cambio fue para mejor. Hace años, me refugiaba en las drogas y el alcohol, mezclándolo todo sin pensar en las consecuencias. Esa etapa me transformó en alguien irreconocible: una persona vacía y dañina, que lastimaba a sus amigos, a su novio, y a quienes realmente me querían. Sin embargo, tras lo que sucedió, intenté recuperar a la Ainhoa que era antes, aunque marcada por una herida profunda que aún no ha sanado.

—¿Estás bien? —India sigue abrazándome, apartando el cabello de mi rostro.

—S-sí —respondo con la voz quebrada—. Soñé con... ya sabes, lo de siempre.

—Lo sé —sus brazos se aprietan más fuerte alrededor de mí—. Y me duele no poder hacer nada, no haber podido evitarlo.

—No es tu culpa, India, en todo caso, es mía.

India se aleja un poco y me mira como si no me reconociera. Sé lo que va a decir, y solo pensar en ello me duele.

—No vuelvas a decir que tienes la culpa de lo que pasó, ¿me oíste? —me señala con firmeza.

Me quedo en silencio, incapaz de responder.

—Respóndeme, Ainhoa.

—Sí —la miro con seriedad—, lo entiendo, pero... a veces no puedo evitar sentirlo.

—Es normal sentir eso, pero sabes que no es verdad.

India acaricia mi mejilla y limpia la lágrima que comienza a deslizarse.

—Ahora intenta dormir otra vez, ¿vale? —se acomoda bajo las sábanas.

—No me ha llamado, ¿verdad?

Sabía que me refería a Álvaro. Desde lo que ocurrió en la escuela esa tarde, no he recibido ni un mensaje, ni una llamada, aunque le mandé muchísimos, ya he perdido la cuenta.

—Ya se le pasará, Ainhoa —me dice, arrimándome a ella para que nos acostemos—. Solo dale tiempo.

Tiempo. Cómo odio esa palabra, tener que esperar para que las cosas se arreglen.

***

La que suele darle tiempo a las cosas estaba ahora parada en la puerta de la casa de Álvaro.

No aguanté ni 24 horas sin buscarlo, y aquí estoy, tocando su puerta... No soporto estar separada de él, ni dejar pasar tanto tiempo sin hablar, sobre todo si sé que está enojado o dolido.

Pasaron unos cinco minutos antes de que la puerta se empezara a abrir.

—Hola, Álvaro... —mi voz se apaga en mi garganta.

—Hola, Ainho —me recibe una sonrisa tímida.

—Hola, Caterina —respondo, dejando escapar un suspiro de desilusión.

Pude haber sido yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora