32. Geminis

61 4 0
                                    

INDIA

Mi amiga acaba de hacerse oficialmente novia del chico más molesto y odioso de la escuela. Y yo estoy completamente celosa... no de Aaron, ¡qué horror!, sino de no estar en la misma situación que ella. Pero no es algo que me haga odiarla; es mi mejor amiga, ha pasado por tanto que lo único que quiero para ella es que sea feliz, aunque hay algo en Aaron que no me termina de cuadrar.

Mis celos vienen por otro lado, más bien porque Zeke aún no me ha pedido ser su novia, y eso que prácticamente llevo un lazo en la cabeza y un cartel luminoso pidiendo amor.

Hace una semana ocurrió todo el espectáculo en el parque donde Aaron le pidió a Ainhoa que fuera su novia, con la ayuda de esos dos mariachis de segunda mano.

Zeke y Álvaro.

Exacto.

Y todos estos días, además de celebrar, gritar, y salir a emborracharnos con Ainhoa, hemos estado haciendo todo lo posible para que Zeke se dé cuenta de que me muero por ser su novia. Y sí, ¿podría preguntarle yo? Claro, ¿quiero hacerlo? Definitivamente no. *Él* tiene que pedírmelo, *él* fue quien insistió en que estuviéramos juntos cuando yo estaba sola y tranquila.

Bueno, tranquila no tanto, llorando por los rincones porque estaba rodeada de gente, cuando solo quería estar con el chico bueno, lindo, atento, y más compañero del universo.

Pues claro que...

Juro que vi a mi subconsciente mirarme con desaprobación.

QUIZÁ, ESTÁ BIEN.

He estado tan absorta hablando conmigo misma que, sin darme cuenta, ya había llegado a la puerta de su casa. Paso la mano por mi cabello oscuro, casi negro, para acomodarlo un poco. Lamentablemente, suele encresparse, y eso me molesta.

Espero mientras el timbre suena una y otra vez sin parar. Es bastante irritante la melodía de ese timbre; no entiendo por qué no la cambian para que no suene literalmente un minuto completo con una cancioncilla perturbadora.

Justo cuando estaba a punto de arrancarme los oídos, me abre la puerta la madre de Zeke.

Es la mujer más llamativa que he visto en mi vida, siempre con ropa de colores extravagantes y su cuerpo con muchas curvas. Es una persona encantadora, pero tiene algunas actitudes que no me gustan, aunque a veces me pregunto si es ella o soy yo, ya que me cuesta mucho que alguien me caiga bien.

—India, linda, pasa —me toma del brazo de forma brusca—. Me alegra muchísimo verte. ¿Estás más gordita? —dice de repente—, en el buen sentido, claro. Antes eras muy delgada, pero ahora estás bien.

—Gracias... creo.

Ya quiero irme.

Esta vez te apoyo.

—Toma asiento, Zeke bajará en un segundo —asiento con mi mejor sonrisa falsa—. ¡¡¡¡Zeke!!!! ¡Tu novia está aquí! ¡BAJA DE UNA PUTA VEZ!

Ay, madre santa, creo que me arrepentí de ser nuera de esta persona.

—¿Puedes no gritar cada vez que estoy en la otra punta de la casa? Se oye tu voz hasta allí —dice mientras baja las escaleras, escalón por escalón—. ¿Quién vi...

Me ve y se queda perplejo. Me levanto del sillón y aliso mi ropa, supongo que por los nervios, porque no tengo nada arrugado ni sucio para hacer ese movimiento. Levanto mi mano y lo saludo tímidamente.

—¿Qui-quieres subir? —tartamudea al hablar.

—Claro, permiso —digo, mirando de reojo a su madre.

Pude haber sido yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora