37. Se me dio

17 4 0
                                    

AINHOA

—¡No me jodas! —exclama India, con los ojos muy abiertos.

—Te lo juro —respondo, todavía un poco en shock.

Estoy en la casa de India, horas después de que Aaron se fuera de la mía. Habíamos tenido sexo por primera vez, y cuando se levantó para irse, me dijo que tenía asuntos importantes que atender. En ese momento, no me importó lo que tenía que hacer. Mi mente seguía completamente enfocada en lo que habíamos vivido juntos.

Todavía no puedo creer lo que pasó. Lo que finalmente ocurrió, algo que había estado esperando tanto tiempo, al fin sucedió.

Nunca imaginé que Aaron tuviera tantas capas ocultas, y me permitió descubrirlas todas. Se abrió ante mí, no solo físicamente, sino también emocionalmente. Me dejó ver quién realmente es, y lo que siente por mí. Me dijo que me ama, que nunca había sentido algo así por nadie más. Dentro de mí, sentí un torbellino de mariposas en el estómago. En ese momento, lo supe con certeza: estar con él era exactamente el lugar donde debía estar.

—Repítelo porque no me lo creo.
—No voy a repetirlo, ya me escuchaste —le doy un breve empujón.

India deja de pestañar por un momento. Paso mi mano frente a su cara para que vuelva a la realidad pero no lo hace y en cuanto pienso en gritarle se para en la cama y comienza a saltar, tirando todos sus almohadones y peluches al suelo.

—Puedes parar y comportarte —exclamo riéndome.
—Este es el salto de la alegría y deberías saltar conmigo —se tira en la cama de golpe—. ¿Entiendes que te follaste al chico mas lindo de la escuela?

La miro un instante tratando de contener la risa. La respiración de Ainhoa era agitada, debido a los saltos de hace un instante. No puedo soportarlo y comienzo a reír, y mucho, como hace tiempo no me reía.

—Follamos —asiento sonriendo—, follamos.
—Follaron —asiente ella también.

Ambas pegamos un grito y nos abrazamos. Comenzamos a golpearnos con las almohadas que habían caído al piso e India me toma de las manos para saltar en la cama y gritar como dos infantes. Ni me preocupa eso, es mi amiga, y le estoy contando algo que para mi es super importante. Estuve muchos años en una relación, y no me follo a cualquiera, claro que me pone feliz poder haber entregado esa parte de mi a Aaron, y que me haya dado la confianza para poder desnudarme ante el, y la seguridad de que todo lo que haría conmigo, seria para un placer mutuo y no solo de el.
Las dos estamos totalmente extasiadas, creo que los vecinos nos están oyendo y no tardaran en llamar a la puerta para quejarse con la madre de India.
Cuando ambas ya nos agitamos lo suficiente, porque claro, no nos caracteriza ser personas con muchísimo estado físico, nos sentamos en la cama nuevamente. Respiramos entre cortadamente y quitamos el pelo de nuestras caras. Nos miramos y volvemos a reírnos, India tenia las mejillas rojas y se tomaba el pecho como si le estuviera dando un ataque de asma.

—Dios mío, olvido que no puedo hacer ni dos saltos sin morir —toma la ultima bocanada de aire—, bueno ahora si, cuéntamelo todo.
—¿Que? ¿Cómo que todo?

Espero que este bromeando.

—Todo es todo —me mira seductoramente y comienza a enumerar con su dedos—, como empezó todo, cuanto tardo en que te la introdujera, si te lamió ya sabes donde, posición, tamaño, no voy a negar que me interesa —se comienza a reír—, aunque tampoco puedo negar que ya me la he imaginado.

No podemos contener la risa y estallamos en carcajadas.

—Estas completamente loca, sabes que jamás te voy a decir todo eso.
—Bueno, esta bien —revolea sus ojos—, al menos, dime si... eres feliz.

Pude haber sido yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora