La piel de Olivia sabe a canela.
Tan dulce, pálida, suave como la primera risa de un bebé. Sus largos rizos dorados caen sobre su delgada espalda, llevando mis manos a anchas caderas que sostengo firmes mientras mi boca dibuja caminos ondulados en su cuerpo. El aroma de ella mezclado con el mío borra mi visión. Es como emborracharme, el alcohol hace que quiera cavar mi lengua más y más profundamente hasta que apenas pueda recordar mi nombre. Su cuello se dobla, su cabeza echada hacia atrás y presionando contra mi hombro mientras mis dientes mordisquean el espacio entre su mandíbula y hombro.
El sexo había dejado de sentirse así de bien hace unos meses.
Pero esto es el cielo.
Es un tipo de sexo diferente. No hay palabras sucias ni comentarios hacia el fuerte aroma que hemos creado dentro de la habitación que es testigo de que mis manos y sus dedos no pueden dejar de tocarse. Los únicos sonidos creados son los de nuestras lenguas entrelazadas, nuestras pieles chocando, sus gemidos y mis jadeos.
No sabía que esta posición invertida pudiera parecer tan atractiva y seductora. Tal vez sea ella la que hace que tenga un aspecto tan placentero mientras continúa girando sus caderas contra mí, su clítoris hinchado y húmedo se frota contra mis bolas y gime ante las deliciosas y placenteras olas que se abren paso dentro de nuestros sistemas.
Llevo mis manos al frente, tocando su pecho y acariciando su estómago tratando de provocarla. Funciona, debido a que hace pucheros y toma mis manos entre las suyas para llevarlas hacia el norte, haciéndome ahuecar sus pechos pesados. Sus pezones están duros contra mis palmas y le doy un suave apretón para escucharla gemir.
La imagen de ella montándome frente al espejo del dormitorio es tan excitante que me hace temblar dentro de su agujero húmedo.
También es muy risueña. Deja escapar una pequeña risa cuando comienza a saltar con fuerza, dejándose subir unos centímetros hasta que solo la punta está dentro de ella para luego volver a caer con una precisión que hace que sus nalgas se pongan rojas.
Gira la cabeza hacia la derecha, gimiendo e inclinándose hacia mi cara mientras su boca se abre y su lengua sale suplicando ser tocada por la mía. Mi lengua lame la suya y jadeo al sentir cómo sus paredes internas se aprietan a mi alrededor. La beso, duro y largo hasta que no sé dónde termina su boca y comienza la mía.
Más.
Quiero más.
Necesito más.
El cuerpo de Olivia tiembla mientras se corre por tercera vez. Tengo que taparle la boca cuando sus gemidos son un poco fuertes. Entierro mi cara en su cuello mientras me dejo ir y me vengo dentro del condón, amando cómo su coño se contrae con la necesidad de sentirme temblar dentro de ella.
Todavía la sostengo contra mí mientras nuestras respiraciones encuentran su velocidad regular. Sus piernas se mueven lentamente, rozando las mías mientras las lleva al frente, estirándolas. Aún me tiene dentro de ella y verla sentirse tan cómoda con eso me da ganas de ir por una tercera ronda.
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Abismo ©
RomanceDespués de muchísimos años de haber estado enamorado, Taehyung Neon descubre que el amor no es capaz de vencer todos los obstáculos. Lleno de impotencia y desesperación, decide hacer lo que por mucho tiempo juró jamás cometer. Dejar ir a la mujer de...