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Sus pecaminosos labios viajan por mi clavícula dejando un rastro de besos en mi ardiente piel

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Sus pecaminosos labios viajan por mi clavícula dejando un rastro de besos en mi ardiente piel. Cuanto más la punta de sus dedos toca mi cuello, más me consume la necesidad de que ella toque cada centímetro de mí. No puedo pensar, respirar, hablar, al menos no cuando su boca se desliza por mis abdominales y se pone de rodillas delante de mí sin dejar de observarme con aquella intensa mirada que tanto amo y desprecio.

El agua que corre por mi cuerpo no es suficiente para bloquear las cosas que me está haciendo. Me lleva a su boca con clara diversión y desesperación en su rostro. Ve poco a poco hasta dónde puedo aguantar sus pequeñas pero excitantes provocaciones. Chupa de la carne dura que está rogando por su atención.

Jadeo cuando cada centímetro de mí está dentro de su boca. Su nariz roza mi hueso púbico, y no puedo evitar mirar hacia el piso donde está. Sus grandes ojos azules me devuelven la mirada mientras su lengua se mueve por la punta. Disfruta torturándome tanto como yo disfruto ser castigado por ella.

Me deshago en su boca y veo cómo se traga cada gota. Sus labios están hinchados y sus mejillas sonrojadas. Tomo su rostro entre mis manos cuando se levanta y la acerco para besarla. Mi lengua se entrelaza con la de ella y ella gime cuando mi mano se coloca entre sus muslos cremosos. Mis dedos encuentran fácilmente el lugar hinchado y húmedo que está esperando por mi toque.

Mi nombre sale de sus labios dentro de mi boca cuando mi dedo medio empuja dentro de su coño. Está empapada, y gimo igual que ella al ver que cuando más la toco, más mojada se pone. Sus pequeñas manos tiran de mi cabello mojado cuando su labio inferior se desliza entre mis dientes y suavemente lo jalo.

Hay algo en follarla en la ducha que hace que esto sea mucho más placentero de lo que imaginaba.

Ella se ríe en un jadeo cuando le doy vuelta y la pongo contra el cristal. Sus pechos presionan contra la fría superficie y ella deja escapar el gemido más fuerte cuando me abro paso en su interior por detrás. Mis manos van a sus caderas para equilibrar cada embestida. El vapor que llena la ducha mientras su respiración se acelera y mis caderas me siguen hace que todo sea perfectamente perfecto.

Su cabeza cae sobre mi hombro cuando mis caderas giran en su interior y llego a su punto más sensible. Sus pequeñas manos cavan mis brazos cuando se deja ir. Los gemidos y jadeos de mi nombre son robados de sus labios rojos mientras continúo embistiendo mientras ella se corre conmigo dentro de lo más profundo de su sexo.

—O—

Mi cuerpo está cubierto de sudor cuando me despierto del sueño que era demasiado bueno y demasiado real para ser verdad. Mientras mi mano viaja por mi cuello, puedo sentir los besos húmedos que ella había colocado allí suavemente. Puedo sentir sus dientes mordiendo la carne que estaba cubierta con marcas hechas por sus pecaminosos labios. Tengo sus jadeos pegados a mis oídos, y se repiten como un disco roto. Me da necesidad, hambre por ella. Es la única capaz de darme lo que quiero por completo.

Abismo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora