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Taehyung es el hombre que abrió cada una de mis ventanas para permitirme que esas viejas ilusiones despertasen

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Taehyung es el hombre que abrió cada una de mis ventanas para permitirme que esas viejas ilusiones despertasen. Esas a las que les había negado la entrada durante muchos años por miedo a que jamás fuesen realizadas. Se encargó de derrumbar cada muro, cada cerradura que me prohibía darme cuenta del verdadero mundo detrás de todas esas defensas.

Ahora mismo, mientras sufro dentro de este lugar, sé muy bien lo mucho que extraño esos mecanismos de defensa de los cuales era experta. Solía ser capaz de manipular a las personas y así evitar sentir dolor. Solía tener la habilidad de apagar cada uno de mis sentimientos simplemente con crear una nueva barrera que les impidiese a los demás entrar.

Lamentablemente, ya no poseo ese tipo de poder. Taehyung lo tomó, y destruyó aquello con la intención de hacerme sentir cada tramo de esa vulnerabilidad que te entrega el sentir amor por alguien más. Cegó por completo mi razón, y me hizo adentrarme en este lugar pensando que estaba tan lleno de luz como las sonrisas que suele entregarme cada vez que mi mano toma la suya. Me engañó, y me hizo caer dentro de este gigantesco hueco repleto de oscuridad. 

Mantuve la esperanza al conocer su interior. Por más que intente pretender que no siente nada más que odio, que no le interesa absolutamente nada de mí, sé muy bien que eso no es la verdad. Incluso cuando me deja salir de su habitación sin si quiera tomar mi mano para impedir que esta alocada historia de amor se acabe, puedo sentir en la atmósfera el dolor que invade su pecho. Soy capaz de hacerlo porque es la misma agonía que nubla cada uno de mis sentidos al saber que no tendré la oportunidad de abrazarlo en busca de consuelo cuando las sombras bloqueen la luz.

Pero, siento ajeno su calor. El roce de sus manos sobre mi piel quema, arde como si millones de dagas bañadas en veneno se estuviesen clavando en lo más profundo de mi ser. Cuanto más alto subo, más caigo. Cuanto más bebo de este amor inexplicable que existe entre nosotros, peor es la resaca. Este sentimiento es una adicción y temo que el intento de rehabilitarme será demasiado doloroso.

Probé de todas las cosas por amor, porque tenía la más mínima esperanza de que sus ojos mieles me mirasen llenos de ternura una vez que mis labios le recordasen el por qué nos amamos. Estaba equivocada, y todavía me niego a ver que este es final. No quiero creerlo, no me lo permito. No puede esto ser la conclusión de una historia que se niega a tener punto final.

Y estoy por salir, por irme de su habitación como todas las veces en que las cosas se pusieron difíciles. Pero mis pies me lo prohíben, mi orgullo no me permite aceptar la pérdida de algo que significa el mundo entero para mí. Puede que para él nuestro barco se haya hundido. Puede que ante sus ojos, nosotros no tenemos más remedio que odiarnos hasta morir. Pero, los míos ven otra cosa. Los míos saben ver perfectamente bien a través de él, y consiguen encontrar a la versión de su ser que ha sufrido durante muchos años por ser alguien malquerido. Me mira suplicante, esperando por un milagro de mi parte.

Así que, sin cerrar los ojos, me lanzo dentro de este abismo dispuesta a salvarlo.

—¿Sabes qué? —giro sobre mis talones, a lo que sus ojos mieles se abren en sorpresa al ver la determinación en los míos —. No pienso cumplir tal promesa.

Abismo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora