04

446 23 11
                                    

Me encantaría exigirle su móvil, que me mostrase cada una de las pruebas que sé oculta dentro de ese aparato para así preguntarle si todavía puede ser capaz de negarme a la cara que siempre ha existido comunicación con él a pesar de haber estado c...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me encantaría exigirle su móvil, que me mostrase cada una de las pruebas que sé oculta dentro de ese aparato para así preguntarle si todavía puede ser capaz de negarme a la cara que siempre ha existido comunicación con él a pesar de haber estado conmigo. Puedo ver que lo sabe muy bien, ya que los nervios que se apoderan de su rostro delatan cada uno de sus miedos.

No necesito ver la prueba de que ha estado con él a escondidas. No puedo hacerlo, no soy capaz de aguantar más mentiras y de soportar esta gran agonía que se apodera de mi pecho cada vez que la verdad sale a luz. Quiero que ella se vaya de mi vida. Que desaparezca para siempre y que jamás vuelva a atormentarme con sus malas intenciones.

Quiero que se vaya con él. Necesito que deje de negar las cosas crueles que me hizo porque he vivido todas pensando que se trataba de amor verdadero, cuando la realidad es otra. He sido capaz de soportar todos los obstáculos que ella misma puso en nuestro camino, pero esta traición no la resisto. No soy lo suficientemente fuerte para aguantar más las heridas que ha dejado en mi pecho.

Soy yo quien ahora le pide con la mirada que por favor se vaya con él, que se vaya lejos de mi alcance porque no confío en lo que soy capaz de hacer cuando ella está cerca. ¿Cómo no puede entender que me hace daño? ¿Cómo no puede ver que siento asco cada vez que me mira? Me repugna cerrar los ojos cuando sus manos acarician con timidez mis brazos porque sé que sus dedos estuvieron sobre la piel de alguien más cuando debieron de ser solamente míos.

La duda más grande que dejó en mí es el porqué de todos los hombres que existen en el mundo, me engañó con mi mejor amigo.

Pero, ahora que he descubierto que puedo ser feliz sin ella, es donde anhela regresar. Es la misma táctica que siempre ha utilizado todas las veces que estoy a punto de comenzar algo más con otra persona. No obstante, los papeles de este juego han cambiado. Ahora yo soy el depredador y ella la presa a la que no tengo miedo en utilizar de la misma manera en que hizo conmigo. No tengo terror de susurrar mentiras en su oído, de hacerle creer que el amor es eterno y que yo estoy dispuesto a ser ese Romeo que está listo para morir para estar a su lado.

Me falta mucho por aprender, pero puedo ver en sus ojos azules que sabe muy bien que extrañarme no será suficiente para calmar el gran odio que mi corazón siente por ella. Después de hoy, después de esta última oportunidad que le estoy dando a mi antiguo yo para por fin dejar de intentar recuperarla, cuando vuelva a verme le costará demasiado poder ver a través de mí.

He entendido con creces el hecho de que yo no soy para ella. Pero, no quiero que finja estar preocupada, no cuando no voy a sufrir como antes. Nunca me arrepentiré de ella, nunca sería capaz de arrepentirme de haber estado ella por el hecho de que con ella aprendí lo que no quiero de una mujer. Tengo millones de cosas que debería decirle, pero no me lo permito, no cuando todas esas quejas pueden ser resumidas en dos simples palabras.

«Te odio.»

A pesar de que duele, necesitaba conocerla a la perfección para aprender que ella no es la mujer que quiero a mi lado. Suficiente he aprendido de ella, y me hizo pedazos en el proceso. Más no me mató. Me hizo más fuerte y ha creado un ser que solamente tiene sed de vengarse de la misma manera en que alguna vez tuvo hambre de amarla hasta que el mundo dejase de existir. Aunque le cueste creerme, no necesito de ella y le agradezco por haberme hecho más fuerte. Más realista.

Abismo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora