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Era más que obvio que la celebración sería larga

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Era más que obvio que la celebración sería larga.

Y aunque a los chicos les hubiera gustado despedirse del otro equipo, estos parecieron esfumarse como humo. Lo comprendían, a ellos los habían entrenado para tener honor, pero también sabían que ese mismo honor los hacía pensar que era ganar o morir. Ya no era algo sano.

Recibieron felicitaciones, regalos y muchos abrazos por cada persona, además de que les dolía por completo la mandíbula por tanto estar sonriendo para las fotografías. Gracias a los cielos la directora McGonagall estaba allí para defenderlos de todos los que querían una foto con ellos. Su mejor excusa, debían volver a la escuela y dentro de esos terrenos nadie los estaría hostigando. Aunque regresar a la escuela nos los salvo por completo de las fotos o abrazos. Los alumnos pedían fotos, autógrafos o les daban abrazaos de felicitaciones. Inclusive el primer día de regreso a Hogwarts las lechuzas llegaban a montón con obsequios o cartas.

J-hope tuvo que buscar entre todas las lechuzas la de sus padres para poder obtener su regalo y carta donde lo felicitaban, aun si le habían dado tremendo abrazo en el campo antes de volver a Hogwarts.

Bueno, ahora eran el orgullo de toda la nación.

Oh, y tenían 7000 galeones.

Debían ver lo que querían hacer con ese dinero. Pero ya sería después.

Aunque querían volver a la tranquilidad, en todo Hogwarts parecían superestrellas, los alumnos les abrían paso o se los quedaban mirando con admiración.

J-hope observo la lista de los alumnos para ver donde le tocaría los exámenes finales y cuando. Decían que los últimos años eran los peores, pero J-hope quería disfrutar su año escolar, prefería no estresarse. Además de que despues de pasar sus timos todo pareció balancearse por completo ya que no tenía materias que le aburrían, bueno, eran pocos los alumnos que decidían seguir estudiando historia de la magia con el profesor Binns.

Los ojos de J-hope se dirigieron hacía el grupo de alumnos que insultaban a Peeves, al parecer ese travieso había hecho de las suyas y ahora esos pobres jóvenes estaban llenos de gusanos de los pies a la cabeza. J-hope decidió apiadarse de los pobres muchachos de primer año, tenía suficiente con lo que estresarse en los finales.

― ¡Peeves! ― lo llamo J-hope, colocando su mano en la cintura ― ¿Sabes? Debería enviarte a Brasil.

― ¿Y porque querría ir hasta allá?

― Porque allá están los Caipora, son idénticos que tú. Aunque creo que tú te llevarías la corona. Allá los alumnos se han acostumbrado a la presencia de esos seres molestos. A diferencia tuya, que aun los alumnos te odian.

― ¡Todos aman a Peeves! ― exclamo Peeves, saltando de un lado al otro.

J-hope negó con la cabeza. Entonces Peeves se giró hacía los alumnos que acaba de hundir en su travesura.

Quidditch (BTS) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora