CAPÍTULO 11

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Erik

Llevo media hora tratando de dormir, pero con los ronquidos de Aurora se me hace imposible. Soy un hombre con mucha paciencia, de mucha. Pero todo tiene un límite y parece que sus ronquidos cada vez eran más ruidosos.

La observo mientras decido qué hacer, mi asiento está frente al suyo por lo que puedo ver la pose incómoda de su cuello y el hilo de baba que se le escapa. Si no la conociera hubiera hecho una mueca de asco, pero en cambio, sonrío como bobo. Se ve tierna y casi inofensiva, casi.

Busco un cojín y se lo lanzo a la cara. Necesito que deje de roncar. Se sobresalta y observa para todas partes antes de fijarse en mí. Se limpia la baba con el dorso de la mano y frunce el ceño.

—¿Me has despertado?

—¿Yo? —me hago el ofendido y me llevo una mano al pecho— Me ofende que creas eso, fue la azafata, dijo que no aguantaba tus ronquidos.

—Yo no ronco —ahora ella es la que se lleva una mano al pecho y hace una mueca.

—Lo ha dicho la azafata —me encojo de hombros— ,no yo.

—Mhm, claro —se acomoda en el asiento.

Todavía no me creo que se haya atrevido a traerme de viaje, es decir... Jamás me lo hubiera esperado. Aunque tampoco estaba esperando tener sexo con ella en mi oficina.

Admite que ella ha cumplido una de tus fantasías.

El solo pensamiento me hace sonreír y voltear la cabeza para que no vea aquella sonrisa. No miro por la ventana, pues sé que me puedo llegar a desmayar, las alturas no son mi fuerte. Por eso saco de mi mochila el archivo sobre el caso que Aurora me encargó.

—Te vas a marear —advierte con los ojos cerrados y la cabeza tirada hacía atrás. Hago caso omiso a sus palabras pero como si me conociera de toda la vida, tiene razón, lo que me obliga a alejar los papeles y cerrar los ojos— .Te lo dije.

—Iré a dormir un rato a la habitación —me pongo de pie y camino hasta el final del jet, donde se encuentra una pequeña habitación.

Tiene las paredes rojas, al igual que las sábanas de la cama, los muebles son dorados y hay una pequeña ventana del lado izquierdo.

No tardo en lanzarme a la cama, quedando boca abajo y pasando los brazos por debajo de la almohada mientras cierro los ojos. Hay tanto silencio, tanta paz, tanta... Un peso extra sobre mi espalda hace que salga de mis pensamientos. Sus manos hacen peso muerto a cada lado de nuestros cuerpos, siento su mejilla sobre mi hombro y sus piernas en medio de las mías.

—Yo también tengo sueño.

—Pero tú roncas —finjo quejarme.

Siento como apoya el mentón en mi hombro y me mira.

—Pues tú me despertaste con un cojín. Duerme con un ojo abierto, Gardner —amenaza y abro un ojo sonriendo burlón.

—Si tus amenazas involucran follar, siente el placer de amenazarme todo lo que quieras y espero que cumplas esas amenazas...

Su risa sacude mi espalda y mi sonrisa se agranda.

—No te vengas a hacer el atrevido, que esa aquí soy yo... Aunque me excita esa seguridad con la que lo dices.

Tenso la mandíbula cuando los recuerdos de la oficina vienen a mí.

—La azafata está afuera, Rory —le recuerdo.

—No me importa, que me envidie —ruedo los ojos, divertido.

Me doy vuelta en un rápido movimiento —y como puedo— ya que ella sigue sobre mí. Ahora ella está sentada sobre mi abdomen bajo y sus manos sobre mi pecho. Coloco mis manos en su cintura y las aprieto, en este tiempo pude notar que le gusta ese gesto.

Irresistible Tentación [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora