CAPÍTULO 30

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Erik

Trago grueso y miro de reojo a Sally, quien no quita la vista del móvil en mi mano.

—Di algo, por favor —pido y me pongo de pie, dejándola en la cama junto con el móvil.

—No hay nada que decir, Erik —arquea una ceja, totalmente seria— .Rechazarás ese puesto.

Arrugo las cejas.

—No.

—¿No?

Inflo mi pecho y me atrevo a hacer lo que pocas veces me he atrevido a hacer en estos años; decirle que no a Sally.

—Eso dije, Sally —suspiro y me alejo unos pasos— .El puesto que me ofrecen ahora es mucho mejor del que tengo aquí.

—Y todo sea por estar cerca de ella otra vez, ¿No?

Entrecierro los ojos al entender de quien habla. Es increíble que vuelva a mencionarla, luego tantos años sigue hablando de ella.

—¿Por qué la metes en cada conversación que tenemos? ¿Cómo es que no entiendes que ya la he superado y qué no volveré con ella?

—¡Sigues teniendo su cuerpo tatuado, Erik! —grita— ¡Eso no es superar!

—No tendremos está conversación —digo tajante y buscando mi chaqueta junto a mis llaves. Sally me sigue hasta el garaje de la casa.

—¿A dónde diablos vas ahora?

Subo al auto, ignorandola, y salgo del garaje para ir rápidamente a lo de mis hermanas. Estaciono al llegar y toco su puerta.

—¿Erik? —Josie abre, refregando sus ojos— Joder, es demasiado temprano.

—¿Quién es? —Rebecca aparece detrás de ella. Sus cejas se alzan cuando me ve— .¿Erik? ¿Qué haces aquí? ¿Ocurrió algo con Sally?

—Es... todo es complicado —miro el suelo y ambas se hacen a un lado para dejarme pasar.

Desde que la abogada ganó el juicio de Rebecca, ella vive con Josie. Es una casa bastante grande y dividida en dos, así cada una está cerca de la otra por si ocurre algo y tienen privacidad.

—Siéntate, iré a hacer té —Rebecca desaparece para ir a la cocina y Josie se sienta a mi lado en el sofá.

—¿Qué hizo esa bruja está vez?

—¡Esperadme! —sonrío al oír a Becca.

—Siempre queriendo oír el chisme —bromea y rueda los ojos.

Becca aparece con una taza de té y me la tiende, le agradezco y se sienta en un sofá individual, mirándome fijamente. Dejo la taza en la mesa de centro.

—¿Las desperté?

—Son las cuatro de la tarde.

—¿Y? —aguanto la carcajada— Ayer fue sábado, ¿me dirán que no salieron?

—A mí sí me despertaste —Josie apoya su cabeza en mi regazo y acaricio su cabello.

—¿Volvieron muy tarde?

—Mhm.

—¿Qué ocurrió con Sally? —cambia de tema Becca y suspiro.

—No es solo ella, es que...

—Das muchas vueltas —Josie vuelve a rodar los ojos y sonrío divertido.

—Me ofrecieron un trabajo mejor en San Francisco.

Josie suelta un grito, Becca se queda en silencio y comienzo a desesperarme cuando ninguna dice nada.

—¿Qué piensan?

—¿ qué piensas?

—¿Yo?

—Sí, tú —Becca se pone de pie y se sienta a mi lado— .¿Quieres volver a San Francisco? ¿Quieres ese trabajo?

—No lo sé, es decir, es un trabajo en un puesto de socio mayoritario, me traería mejor estabilidad económica y...

—Eso no es lo importante, idiota —Josie levanta la cabeza y es la primera vez en toda mi vida que la veo tan seria con algo— .Lo que importa aquí y ahora es si estás listo para volver a ver a Aurora.

Siento a Becca tensarse enseguida y la miro confuso mientras trago grueso.

—No había pensado en eso...

—Mientes —me interrumpe— .No me digas que no has pensado en ella estos años, que no has imaginado que ella no te desechó como a un perro, que no...

—¡Ya entendí! —las hago a un lado y me pongo de pie, pasando las manos por mi rostro— .Sí, sí he pensado en ella, he pensado e imaginado que aún estoy a su lado y que tenemos una familia, ¡¿Y qué?!

Becca tose y su rostro palidece. Josie toca su hombro con el ceño fruncido y luego me mira.

—Que no son cosas que haces cuando ya tienes novia.

Me quedo callado al no saber qué decir. Tiene razón, no puedo contradecirla. Pero tampoco quiero, o puedo, darle la razón.

—Entiendo que no seas feliz con Sally, pero lo mejor es que termines con ella a seguir imaginando que es otra mujer.

—No siento nada por Aurora —digo entre dientes— .Me dejó y me transfirió aquí, así que...

—¡Ya, no resisto! —Josie se sobresalta ante el grito de Becca, quien se pone de pie y me mira como nunca antes me había visto antes— .¡No quiero oírte hablar de Aurora, ella está muy bien sin tí, sigue con tu vida!

—Rebecca, no... —Josie le susurra y frunzo el ceño.

—¿De qué diablos hablas?

—Ella me lo dijo —se pone de pie y se acerca para clavar un dedo en mi pecho— .Me dijo que tú quisiste ser transferido con Sally.

Suelto una carcajada y la miro como si de verdad estuviera loca. ¿De qué mierda habla?

—Sé más específica, eso no te dañará, ¿Sabes?

—Ya ni te reconozco, Erik —sus ojos se entrecierran y retrocede— .Eres otra persona desde que volviste. El Erik que conozco siempre diría la verdad y jamás nos mentiría con algo así.

—Cállate que eres amiga de la mujer que me ha roto el corazón.

Josie suspira y se mete entre nosotros.

—Vete, Erik —la miro con el ceño fruncido— .Becca tiene razón, este no es el hombre que conocía. Resuelve tus problemas, buscate, haz las paces y, por favor, vuelve a ser tú mismo.

—¡Bien! —me acerco a la puerta y antes de irme les digo:— .Me iré a San Francisco, para que puedan ver que soy el mismo de siempre.

Quiero creer que es mentira lo que dicen, que no he cambiado y que soy el mismo de siempre. Pero necesito creer que el que Aurora me haya echado de San Francisco tampoco me ha cambiado, que el que me rompiera el corazón no significa nada. Mamá me ha enseñado que mi vida debe seguir, que un corazón roto no debe ser excusa para detenerme, ni a mí ni a mis metas.

Sin embargo, siento que conducir en este momento hacía el aeropuerto es algo apresurado y contradictorio. 

Irresistible Tentación [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora