CAPÍTULO 21

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Erik

Unos golpes en la puerta me hacen abrir los ojos de golpe. Me quiero poner de pie pero los brazos de Aurora me lo impiden, mientras se aferran a mi torso.

—Quédate —pide y sonrío al mismo tiempo que la abrazo.

—Alguien está afuera.

Los golpes se oyen más insistentes, suelta un gruñido y esconde su cabeza debajo de la almohada. Suspiro y ahora sí puedo ponerme de pie y abrir la puerta para ver a mamá.

—Hola, hijo —sonríe— .Oh, lamento despertarte así pero quería verte antes de irme.

—¿A dónde van? —frunzo el ceño.

—Tu padre me llevará a almorzar a ese parque donde te llevamos de pequeño, dice que me llevará allí cada martes.

—¿Qué no salían todos los fines de semana?

—Eso quedó atrás —rueda los ojos, divertida— .Recordó que nos casamos un martes.

—Ay sí, los hombres —ruedo los ojos y finjo quejarme— .Todo un problema.

Ríe y besa mi mejilla.

—Me voy —asiento— .Las gemelas ya fueron para lo de Josie, Rebecca se quedará.

—¿Por qué? —vuelvo a fruncir el ceño.

—La conoces, sabes como es contigo —se encoge de hombros y vuelve a besar mi mejilla— .No peleen y portense bien.

—Somos adultos...

—Adultos pero siempre con un niño interior bastante travieso —se da la vuelta y desaparece escaleras abajo.

Vuelvo a la habitación, cerrando la puerta, y el trasero de Aurora me recibe, recordándome el tatuaje en mi espalda.

—¿Qué hora es? —levanta la cabeza y con la yema de mis dedos le quito los cabellos de su rostro, tiene los ojos cerrados y relame sus labios.

—El mediodía.

—Mmm —deja caer su cabeza y se cubre completamente con las cobijas— .Tú cama es muy cómoda.

Suelto una pequeña carcajada y beso su coronilla.

—Si te levantas... te haré café —abre un ojo pero lo vuelve a cerrar— .Mamá ha dejado galletas.

Se pone de pie enseguida y busca unos pantaloncillos cortos, pone las manos en su cintura y me mira arqueando una ceja.

—¿Dónde están las galletas?

—Nunca entenderé tu fanatismo por la comida —me pongo de pie y me pongo unos pantalones chandal.

—La comida es un lujo, nene —besa mis labios castamente— .Y hay que disfrutarlo.

Salimos y bajamos hacía la cocina. Rebecca le da de comer a su bebé en un biberón y abre sus ojos como plato al ver nuestras pintas.

—¿En San Francisco hay escasez de ropa o qué?

—Buenos días, Rebecca —Aurora ignora su comentario y pasa por su lado para buscar en el horno las galletas de mamá— .¿No sé supone que le debes dar leche de tu pecho?

—Estoy tratando de que lo deje.

—Es un bebé —dice incredulamente— .La leche materna se les debe dar, mínimo, los primeros doce meses. Ya que le transfiere tu sistema inmune, tu bebé lo necesita.

Mi hermana y yo alzamos nuestras cejas con sorpresa y Aurora sigue comiendo, sin darse cuenta de toda la información que compartió.

—Yo... no lo sabía —quita el biberón de la boca de su bebé y se le queda mirando, pensativa. Frunce las cejas y mira a Aurora— .Pero mi bebé tiene casi once meses.

Irresistible Tentación [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora