CAPÍTULO 19

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Erik

—Liam, para ya —me exaspero, llevando las manos a mi cabeza.

Liam ha venido hace dos horas y no ha parado de hablar, diciéndome la loca noticia y sus dudas sobre absolutamente casi todos, menos sobre querer tener al bebé. No le importa si es su hijo biológico o no, sus deseos de quedarse al lado de Amara es tan... grande. Nunca me imaginé a mi amigo de padre, mucho menos antes que yo, pero tampoco nunca lo he visto tan emocionado con algo. Y el corazón de Amara parece tan grande como para aceptar a Liam. De Spencer no hemos sabido nada desde que ella le dió la noticia, ya que se tomó unas "vacaciones" y no ha pasado por el trabajo.

Me pongo de pie y lo sujeto por los hombros, un apretón firme para que me mire.

—Serás un gran padre y lo sabes, no tienes de qué preocuparte porque Amara te dejará ser su padre. Tranquilízate y ve a hablar con ella —con los ojos cristalizados, asiente varias veces y busca sus cosas para irse, pero antes de salir por la puerta, voltea y me mira.

—¿Cuándo se van?

Miro la hora en mi móvil.

—En media hora.

—Suerte —asiento y se va.

Rápidamente pongo las cosas que me hacen falta y cierro la maleta. Pido un taxi que me lleve al edificio de Aurora y le mando un mensaje diciendo que he llegado. Se toma su tiempo para bajar y guardar sus cosas en el maletero del taxi.

—¿Lista?

Me mira arqueando una ceja y sonríe de lado.

—Siempre lo estoy.

Serán dos semanas de relajación fuera de la ciudad, lejos del trabajo y lejos de todo lo que ha estado atormentando a Aurora. No me ha dicho que sucede, pero sé que no ha estado durmiendo bien, su amiga la tiene excesivamente preocupada y es una de las razones por la que se ha mantenido reacia a venir.

Llegamos al aeropuerto, le pago al conductor y caminamos al área del jet privado de Azul. El avión no tarda en despegar y una sonrisa se me escapa.

—¿Disfrutas esto?

—Siempre disfrutaré que estes conmigo, Azul —me inclino hacía ella.

—Mi compañía es un privilegio.

—Eso no se discute —susurro contra sus labios y siento su sonrisa cuando la beso.

Sus manos se aferran a los cabellos de mi nuca y se sube a horcajadas. Nuestros cuerpos parecen ser uno. No puedo separarme de sus suaves labios, de su cuerpo sobre el mío y mucho menos de la cálida sensación que me brinda.

—No quiero llegar a casa recién follado —susurro como puedo.

—Aquí hay una ducha...

Vuelve a besarme y toda su persona es tan... irresistible, tanto que me hace devolverle el beso con más ansias.

Mi estómago se contrae ante la intensidad y la agarro de los muslos, poniéndome de pie. Aurora enrosca las piernas a mi cintura y me abraza por el cuello. Sin dejar de besarla, y como puedo, camino hasta la habitación y la recuesto suavemente en la cama.

Su vestido desaparece, sus senos y bragas de encaje quedan expuestos y acaricio sus curvas, provocando que cierre los ojos. Mis ojos se quedan fijos en sus senos y me relamo los labios, como si estuviera ansioso por probar el mejor dulce que hay. No están lejos de serlo.

Mis manos van a su cadera y se quedan allí. Beso su frente, sus dos mejillas, su mentón y paso mi nariz por su cuello, respirando hondo y provocando que su perfume entre en mi sistema. Retomo mis besos por su rostro.

Irresistible Tentación [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora